El culto a los relicarios de la Cruz de Cristo estrecha los vínculos entre Avilés y Liébana

El cronista de la comarca cántabra donde se ubica el monasterio de Santo Toribio documenta una treintena de Lignum Crucis extraídos del leño lebaniego, uno de ellos el venerado en Sabugo

Iván Álvarez Heres, Pedro Álvarez y Román Antonio Álvarez, ayer, en la presentación en la parroquia de San Nicolás del último libro de investigación sobre el monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Iván Álvarez Heres, Pedro Álvarez y Román Antonio Álvarez, ayer, en la presentación en la parroquia de San Nicolás del último libro de investigación sobre el monasterio de Santo Toribio de Liébana. / Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

En el año 1953 llegó a Avilés un fragmento de Lignum Crucis procedente del monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se conserva el mayor trozo existente en el mundo del madero donde presuntamente fue crucificado Jesucristo. Esa astilla sagrada fue un regalo del monasterio cántabro a la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Vera Cruz, que, en agradecimiento, celebra cada 3 de junio el aniversario de la llegada de la reliquia a la villa. El que vino ayer a fortalecer el vínculo establecido hace 71 años entre Avilés y Liébana a cuenta de la donación de la reliquia fue el cronista oficial de esa comarca, Pedro Álvarez; y la razón, la presentación en la parroquia de San Nicolás de Bari de su libro "El monasterio de Santo Toribio de Liébana y la reliquia de la Cruz. Historia, enigmas y nuevos descubrimientos".

Oficiaron como anfitriones del historiador lebaniego el presidente de la hermandad de la Santa Cruz de Avilés, Iván Álvarez Heres; y Román Antonio Álvarez, en su doble condición de historiador y socio de honor de la hermandad de los cruzados. Ya en su turno de palabra, Pedro Álvarez repasó la historia de los Lignum Crucis y su significancia religiosa, con especial atención al de Liébana, que mide 63 por 39 centímetros y está documentado como procedente de un ciprés oriental (especie abundante en Palestina) datado hace más de dos mil años, según la prueba del carbono 14. También se refirió al Lignum Crucis avilesino que se venera en la iglesia de Sabugo y que fue extraído del de Liébana "como una treintena al menos que se han repartido por todo el mundo, pues hasta en Pennsylvania hay un fragmento".

El libro de Pedro Álvarez, cuya producción literaria supera la treintena de títulos, revela descubrimientos recientes como el hallazgo en Liébana de una cadena tenidas por ser parte de la usada para mortificar a Jesucristo camino del monte Calvario o el también novedoso hallazgo de pruebas que sugieren la existencia de tres iglesias anteriores a la actual de Santo Toribio, la primera de todas con posibles similitudes con la arquitectura del prerrománico asturiano.

Es por todas estas cuestiones vinculadas con la fe católica que Liébana es un referente del turismo religioso –si bien es cierto que lo complementa con oferta paisajística, hostelera y gastronómica– y un modelo que la Hermandad de la Cruz de Avilés tiene como ejemplo a seguir para difundir el singular hecho de que la ciudad posea en sus iglesias hasta tres reliquias de la Cruz Verdadera, el ya citado de Sabugo, más otro en la iglesia de San Nicolás y el tercero en el templo de San Antonio.

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