Se cansó de que le dijeran "cómo vas a estudiar si eres gitano" y ahora rompe moldes en Asturias: pasó por cuatro centros para ser el primero en su familia en acabar la ESO

Gedeón Gabarre, alumno del IES de Corvera, ha recibido un premio regional al esfuerzo personal, ama la astronomía y ya piensa en qué grado hacer en un futuro: "Es humilde, trabajador, y un faro para mucha gente"

Gedeón Gabarre posa frente a un mural del IES de Corvera sobre Astronomía, una de sus pasiones.

Gedeón Gabarre posa frente a un mural del IES de Corvera sobre Astronomía, una de sus pasiones. / I. G.

Illán García

Illán García

Gedeón Gabarre Jiménez rompe moldes. Es gitano y quiere ir a la Universidad. Aún no tiene claro qué Grado pero sí que quiere avanzar y ser un "ejemplo", un referente "para los niños gitanos que quieran estudiar" y sigan sus pasos. Ya ha finalizado la Educación Secundaria Obligatorio y este curso que ahora termina obtuvo un 7,7 de media en sus calificaciones de 1º de Bachillerato por la rama de Ciencias Sociales. El pasado sábado recibió en La Laboral de Gijón un reconocimiento de la consejería de Educación del Principado al esfuerzo personal, nada que ver con las notas, sino por su capacidad para avanzar en su formación en un entorno adverso para el estudio. "Soy el primero en mi familia que acabó la ESO y empezó Bachillerato", expresó el joven de 16 años, que no dudó en reclamar un cambio de mentalidad en su entorno, ya que está "cansado" de que le digan: "Cómo vas a estudiar si eres gitano". Se rebela contra esa situación y cuenta con el apoyo de su familia y de su instituto, el IES de Corvera, y también de la Fundación Secretariado Gitano.

Gedeón Gabarre posa frente a un mural del IES de Corvera sobre Astronomía, una de sus pasiones. | I. G.

Gedeón Gabarre, durante su discurso en La Laboral. / Juan Plaza

A Gedeón le gusta que le llamen Gede y afirma que desde pequeño le gustó estudiar. "Siempre se me dio bien", afirma desde la humildad de un estudiante que con esfuerzo jamás ha repetido curso.

En Primaria, sus padres le echaban una mano, pero cuando llegó a Secundaria, la cuestión comenzó a complicarse y tuvo que tirar del apoyo de Irene Iglesias, profesora de Servicios a la comunidad y también de la Fundación Secretariado Gitano por si alguna duda de las tareas encomendadas por el profesorado.

Eso sí, siempre le gustó aprender y para ello, reconoce, es necesario un esfuerzo que ha sido ratificado por la consejería de Educación con el galardón, que consiste en un premio económico de 800 euros.

Lo cuenta todo con humildad, con tranquilidad y tras haber pasado por cuatro centros educativos por cambios de residencia, entre otros motivos: "Estudié infantil en Villalegre, Primero lo hice en el colegio Versalles, Segundo en Cancienes y desde Tercer curso de Primaria en Los Campos, hasta que llegué a Secundaria al instituto, donde sigo". Actualmente vive con su abuela, Concha Gabarri, en Los Campos. "Está orgullosa de mí", afirma con ternura este joven que no tiene problemas por estudiar "cuatro o cinco horas al día" desde que llegó a Bachillerato.

"Antes casi me valía con llevar las cosas al día y atender mucho en clase, el cambio de ESO a Bachillerato fue importante", indica el joven al que se le da "mal" la Física; sin embargo, confirma que le gusta y le chifla la Astronomía, la Historia y la Filosofía. Para entretenerse hace test de inteligencia y analiza mapas geopolíticos. Dice además que se le da bien "chapar" y disfruta analizando el origen, las causas de los conflictos bélicos y políticos para entender mejor el desarrollo de los hechos y las posturas enfrentadas.

Le gusta el fútbol, es del Barcelona y del Sporting, pero todo en un segundo plano. Es consciente de que sus estudios marcarán su futuro y lamenta haber sacado notas más bajas en los primeros tramos del curso. "Este último trimestre tuve un 8,44 y la nota media del curso me bajó a un 7,7", apunta este joven que fue recibido con aplausos en clase cuando conoció que Educación iba a reconocer su esfuerzo en una gala con otros perfiles de excelencia. "Es humilde, trabajador y, sin darse cuenta rompe moldes, es un faro para mucha gente", relata orgullosa Irene Iglesias, la profesora de Servicios a la comunidad, uno de sus principales apoyos en el instituto.

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