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DIARIO DE A BORDO

Menéndez y la empresa de Florida

El triunfo del avilesino frente a seis fracasos

Afirma mi colega Pablo Martínez Corral en su artículo "Los que esperan a la cola de la historia de Florida" publicado por este periódico el pasado día 21, que "la Historia siempre tiende a ser fuente de debate". Efectivamente, estamos ante un relato, el histórico, que nunca se cierra. Diferentes puntos de vista, nuevos datos y documentos, nos permiten una constante revisión y la apertura de vías de investigación inéditas que, en ocasiones, incorporan hallazgos que cambian la percepción que se ha venido manteniendo sobre procesos y personajes.

Como no puede ser de otra manera, la figura de Pedro Menéndez y su obra están también sujetas a estas premisas, que debemos aplicar a la hora de interpretar "el pasado de nuestro glorioso marino, de un héroe, noble de baja alcurnia pero capaz, gracias a su bravura e inteligencia, de hacerse un hueco ni más ni menos que en la historia del imperio de Felipe II" tal y como lo describe muy acertadamente en su artículo, mi apreciado colega Martínez Corral.

La figura de Menéndez comienza a labrarse con 14 años, en Santander, cuando se enrola como grumete en una flota que tenía como finalidad combatir a corsarios franceses que asolaban nuestras costas del Norte. El final de la historia tiene lugar en el mismo escenario, 41 años después, cuando el avilesino fallece víctima del tifus, con los despachos reales de Capitán General de la mayor flota que hasta el momento se había conocido, y cuyo destino era socorrer a Luis de Requesens, gobernador de Flandes y, posiblemente, invadir Inglaterra.

En esos 41 años de actividad, multitud de aventuras, de travesías, de batallas, de inventos, de memoriales. También el Hábito de Caballero de Santiago, la Encomienda de Santa Cruz de la Zarza y diferentes nombramientos: Capitán General de la Flota de Indias, de la Flota de Guarda del Norte, pero también Gobernador de Cuba y Adelantado de la Florida, territorio que conquista cumpliendo las órdenes de Felipe II.

En la empresa de Florida tiene que enfrentarse con tres problemas: El primero, el territorio; lleno de pantanos y junglas impenetrable. El segundo, los indígenas que lo habitaban; gentes muy belicosas que habían rechazado cualquier presencia europea desde que Ponce de León, en 1513, apareciera por sus costas. El tercero, los franceses; a los que Menéndez tiene que combatir y expulsar por orden de su rey. Evidentemente no era una empresa fácil, y por eso Martínez Corral afirma certeramente en su artículo "?pero el Rey debía de saber cuán importante y fiel era su capitán (Menéndez). Allá a la Florida lo envió a desbaratar la empresa hugonote?"

Menéndez es reconocido, ante todo y sobre todo, como un gran marino. Sus méritos circunscritos a esa actividad son innegables, con o sin la epopeya de Florida. Pero debemos analizar también su presencia en el territorio americano, porque si no lo hacemos, la historia del hidalgo avilesino sería, en palabras de mi colega que yo suscribo, "? un hermoso relato, pero cojo". En ese análisis no puede faltar su enfrentamiento con los franceses, su relación con los indígenas y también, el papel que la población esclava africana desempeñó, de la mano de Menéndez, en la colonización y desarrollo del nuevo territorio.

La presencia de Menéndez en la Florida representa porcentualmente una pequeña parte de su vida, digamos? "profesional". Y aunque Menéndez no era un conquistador al uso, y quizás precisamente por eso, triunfa donde todos antes que él habían fracasado. Y lo hace a pesar de tener un problema al que los anteriores adelantados no se enfrentaron, el de los franceses.

Debemos recordar, como nos documenta de forma brillante María Antonia Sainz Sastre en su libro "La Florida del siglo XVI", que el territorio americano, fue descubierto en 1513 por Ponce de León. Parte de Borinquen (actual Puerto Rico) y viaja hacia Bimini (actual Florida) para, según algunas teorías como la que nos aporte Pedro Mártir de Anglería en su obra "Décadas del Nuevo Mundo", encontrar la Fuente de la Eterna Juventud. En las Capitulaciones, que le fueron otorgadas el 23 de Febrero de 1512, se le nombra "adelantado" del territorio y se le otorgan más o menos similares concesiones y obligaciones que las que se daban a todos los que partían a la conquista de nuevas tierras para la Corona. Será pues Ponce de León, el Primer Adelantado de La Florida, a donde llega el 27 de marzo de 1513, domingo de Resurrección y día de la Pascua Florida. El 8 de abril toma posesión del territorio en nombre de la Corona española. Pero la operación resultará fallida. Los indígenas floridanos recibieron a los españoles con hostilidad y una gran agresividad, por lo que Ponce de León, al considerar insuficientes las fuerzas que llevaba, toma la decisión de regresar a Borinquen en septiembre. Prepara un segundo viaje, con nuevas Capitulaciones, y zarpa desde Puerto Rico en febrero de 1521, desembarcando en la bahía de Tampa, en la costa occidental. Los indígenas calusas cayeron sobre él y sus hombres con tal intensidad que, de los doscientos soldados desembarcados, solo siete escaparon con vida. Ponce de León es gravemente herido en el combate, pero consigue retornar a las carabelas en las que había llegado, y pone rumbo a La Habana donde murió a los pocos días.

El segundo intento de conquistar Florida fue el de Lucas Vázquez de Ayllón. Parte de La Española con cinco naves y alrededor de seiscientos soldados, en julio de 1526. Tras varios enfrentamientos con los indígenas, en los que pierden la vida alrededor de cuatrocientos españoles, decide regresar. Pero antes de salir del territorio, enferma de malaria y muere. Corría el mes de octubre de ese año.

El tercer intento será el Pánfilo de Narváez, un gigante tuerto de barba roja según lo describe Luis de Zalamea en su obra "España omnipresente en La Florida". Su odisea se considera la primera exploración de los actuales Estados Unidos por europeos. En lo relativo a la conquista del territorio floridano también fue un fracaso. Firma unas capitulaciones con el rey en diciembre de 1526, en donde se le conceden más o menos los privilegios y obligaciones ya aludidas para los conquistadores. Sale de Sanlúcar en 1527 y llegan a la bahía de Tampa en 1528. Después de peregrinar hacia el norte y el oeste abandona Florida y consigue llegar, tras numerosas penalidades, al territorio de México en 1536.

El cuarto intento fue de Hernando de Soto en 1539. Tras numerosos incidentes y enfrentamientos con los indígenas, en 1542 perdió la vida el adelantado y la expedición fracasó.

El quinto intento fue el de Fray Luis de Cáncer y Barbastro. Este religioso era partidario de la teoría de la conquista del Nuevo Mundo por amor y sin armas. El diciembre de 1547 obtuvo del Virrey de México el permiso para viajar a Florida. Reclutó religiosos y salieron desde Veracruz a bordo de la nave Santa María de la Encina. En mayo de 1549 arriba a la bahía de Tampa, al mismo lugar en donde habían desembarcado Ponce de León, Pánfilo de Narváez y Hernando de Soto. Territorio calusa. La actitud hostil de los nativos les llevó a seguir navegando hacia el norte. En junio de ese año observó que un grupo de indígenas estaban entre los árboles próximos a la costa. Fray Luis desembarcó ofreciéndoles paz y regalos. Los indígenas lo rodearon y lo golpearon hasta la muerte, mientras otros grupos embarcaban en sus chalupas hacia la nave disparando flechas con sus arcos. Ante esta situación el resto de la expedición regresa a México.

El sexto intento fue el de Tristán de Luna y Arellano. En noviembre de 1558 el Virrey de México le entrega el estandarte real y las concesiones contenidas en las Capitulaciones estipuladas por la Corona. Eran en total más de mil quinientas personas, embarcadas en trece naves. Llevaban más de cuatrocientos caballos y entre los expedicionarios había mujeres, niños, y misioneros. Su intención era fundar colonias y establecerse pacíficamente. La expedición, continuamente atacada y diezmada por los nativos, resultó también un fracaso y los restos de la misma regresaron a México en 1561.

Ante los sucesivos descalabros, La Corona promulgó un real decreto el 23 de septiembre de 1561, por el cual se prohibía nuevas expediciones a "esas tierras malditas". Sin embargo, el rey Felipe tiene que cambiar pronto su decisión, porque en 1562 parte de Dieppe, en la Normandía, una expedición de hugonotes franceses al mando de Jean Ribault con destino a Florida, y allí se asientan. Desde sus bases comienzan a atacar a los barcos españoles que regresaban a la metrópoli a través del Canal de Florida o de las Bahamas. Pero no solo eso. En 1565 Coligny convence a su Rey para organizar una gran flota encargada de conquistar el territorio y fundar allí la "Nueva Francia". El encargado de la misión va a ser nuevamente Jean Ribault, al que el rey le concede el título de Lugarteniente General de Florida.

Felipe II, preocupado por la ocupación de los franceses de un espacio que le correspondía legalmente, revoca su decreto y decide su conquista, la evangelización de los nativos y la expulsión de los franceses. Para ello, como reseña Martínez Corral, "eligió a Pedro Menéndez, con un historial impecable en el combate", y como también afirma mi colega "Pedro cumplió, la experiencia del marino, su aguda visión táctica, desbarataron los planes del capitán Ribault". Nada más debo añadir.

Sería ilógico que los indígenas no se opusiesen ahora a la ocupación de sus tierras. Martínez Corral cita un documento, digitalizado del Portal de Archivos Españoles, que recoge los enfrentamientos de Menéndez con grupos tribales timucua, asentados en la costa oriental de la península. El documento expresa en palabras de mi colega "la resistencia de los indígenas a ser dominados", algo que, como ya hemos visto, no es ninguna novedad.

Pero, ¿cómo fue posible que Pedro Menéndez triunfase en donde seis adelantados anteriores habían fracasado, y que además lo hiciese en un tiempo récord? Porque debemos recordar que llega a Florida en 1565 y muere en 1574 y, de ese tiempo, no llegan a cuatro años los que tiene sus pies colocados sobre tierras americanas. El secreto quizá sea, precisamente, la especial relación que establece con los indígenas. De ello hablaremos, con más detalle, en la próxima entrega.

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