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María Teresa Domínguez Murias

Política al gusto de la “user experience”

La protección de la seguridad ciudadana y la de las fuerzas y cuerpos de seguridad

Las compras por internet han aumentado alrededor de un 36%, el confinamiento fue determinante y sin duda es un fenómeno que ha venido para quedarse. Son varios los requisitos para establecer vender online, entre ellos cumplir con la normativa correspondiente: la ley Orgánica 3/2018 de Protección de datos personales y garantía de los derechos digitales, la LSSI (Ley 34/2002 de servicios de la sociedad de la información y comercio electrónico), la Ley General para la Defensa de los consumidores y Usuarios y la ley de ordenación del mercado minorista .

Conceptos como “buyer persona” “usability” o “user experience” son ya habituales para los que quieren utilizar esta forma de venta. Se requiere ofrecer a los clientes un contenido de calidad acorde con lo que busca, y dar confianza y seguridad es vital. Es necesario conocer a nuestro cliente potencial para ofrecerle lo que quiere y afinar lo que queremos vender. Algo así sucede en la política actual, los políticos venden sus productos pensando en quién puede estar interesado, por supuesto han de ser capaces de darnos confianza, de que aquello que ofrecen se va a cumplir. A diferencia de lo que ocurre en la venta online, si el producto no es el esperado no podemos devolverlo. Así si compro unos zapatos por internet y luego no me quedan bien, siempre puedo devolverlos, en la política no.

En estos días PSOE y Podemos nos están ofreciendo un nuevo producto: la Reforma de la Ley Mordaza del Gobierno, saben muy bien a quien tienen que ofrecer el producto y por ello estoy segura de que no les ha sorprendido que las organizaciones policiales y de guardias civiles se unan para sacar a la calle a 100.000 agentes el próximo 27 de noviembre.

El artículo 104 de la Constitución Española dice: “Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana”. Ese mismo concepto, seguridad ciudadana aparece dentro de los fines que establece la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo de protección de la seguridad ciudadana, la ley a reformar, pero también aparece en la Ley 5/2014 de 4 de abril de seguridad Privada, ya que en su artículo 4, en relación a los fines habla de “la contribución a garantizar la seguridad pública”. La Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en su artículo 1.4 dice expresamente: “El mantenimiento de la seguridad pública se ejercerá por las distintas Administraciones Públicas a través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”. Una aproximación al concepto de seguridad ciudadana sería aquella que la define como aquella conducta que desarrolla el Estado destinada a asegurar su convivencia y desarrollo pacífico, la erradicación de la violencia; la utilización pacífica y ordenada de vías y de espacios públicos y en general evitar la comisión de delitos y faltas contra las personas y sus bienes. Nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad como garantes últimos de esa seguridad ciudadana han de contar con los medios adecuados para tal fin y máxime cuando la crispación social va en aumento debido a la fuerte crisis económica que padecemos e igualmente por los pulsos nacionalistas, así todos guardamos en nuestras retinas las imágenes de la desprotección de nuestros guardias civiles en Cataluña.

Detrás del producto que ahora nos quieren vender, una mayor democratización (look o estímulo) se esconde una estrategia que ha estudiado el público que lo está dispuesto a comprar, el user experience. Sin embargo, me ofrece dudas en cuanto a la confianza y la efectividad (otros de los requisitos para una buena venta), mejorar la seguridad ciudadana.

El principio de proporcionalidad, de responsabilidad, de eficacia son exigidos a nuestros agentes, lo sabe el señor Grande-Marlaska, así como también sabe que en una democracia como la Española eficacia policial y legalidad van necesariamente de la mano, y así ha sido también con Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo de protección de la seguridad ciudadana.

La protección de la seguridad ciudadana es obligatoria, pero también lo es proteger a nuestros agentes, como meros ejecutores de las órdenes del gobierno. Excusarse detrás de la actuación policial no es más que el ejercicio de cobardía política. Habrá clientes que estén dispuestos a comprar este producto bajo el “packaging” de la democracia, conviene recordar que una vez desenvuelto no se podrá devolver al vendedor.

Escuchaba en Navia esta semana hablar de comercio electrónico y recordaba mientras ataba cabos con la política a uno de sus paisanos más famosos don Ramón de Campoamor cuando decía: “En este mundo traidor nada hay verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

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