Opinión | epígrafe

Mirar al pasado para entender el presente y prever el futuro

El control judicial de la vida política como garantía de legalidad

Muchos de los problemas que han estado presentes en el 2021 tienen vocación de continuidad en el 2022. Muchos de ellos son comunes a otros ayuntamientos, no sólo en Avilés.

Mirar al pasado para entender el presente y prever el futuro

Mirar al pasado para entender el presente y prever el futuro / M.ª Teresa Domínguez Murias

A modo de ejemplo, la temporalidad en el personal contratado. La temporalidad en las administraciones públicas, ya no podrá campar a sus anchas, es necesario cumplir con Bruselas y las recientes sentencias judiciales tanto de la UE como del Tribunal Supremo, hasta situarla por debajo del 8%. Las administración públicas pueden acudir a la contratación temporal por tiempo cierto, ya que no puede ampliarse la plantilla sin el cumplimiento de las normas específicas del acceso a la función pública, el ordenamiento jurídico rechaza el acceso a tal función sin el tamiz del artículo 103 de la constitución. La Sala Cuarta del Tribunal Supremo reunido en pleno el pasado verano dijo “que una duración superior a tres años debe considerarse injustificadamente larga, lo que comportará que el trabajador interino pase a ostentar la condición de indefinido no fijo”.

La judicialización de la vida política, no es patrimonio exclusivo de ningún ayuntamiento. El control judicial de la vida política es garantía de legalidad. Otro ejemplo, Avilés inició el proceso para la contratación de la empresa que prestará el servicio de ayuda a domicilio, SAD. Ante el recurso interpuesto por la Federación Empresarial de la Dependencia en relación con el punto 8 de las bases de contratación en relación a los criterios subjetivos para la valoración de las ofertas y la mejora salarial de las trabajadoras. El Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales ha decretado la suspensión provisional hasta la resolución definitiva del recurso.

Lástima que no se hubiese tenido el mismo cuidado con el tema de la adjudicación del contrato “en el tema del agua” allá por el año 2009. Efectivamente este tema hizo temblar el Consistorio el pasado verano. La no aplicación quinquenal de la cláusula 23 del pliego de condiciones Administrativas, equilibrio económico-financiero del contrato, hizo que Asturagua en su calidad de socio privado de la sociedad mixta Aguas de Avilés, presentara un escrito solicitando la aplicación de dicha cláusula. La TIR del socio privado se situaría a 31 de diciembre del 2020 en un 2,14 %, es decir inferior al 4,48 % fijado en la oferta, se pondría así de manifiesto, el desequilibrio económico financiero en base a ese artículo 23. Para entenderlo, Asturagua tendrá que recibir 17,3 millones de euros hasta el 2034 para recuperar ese equilibrio, ¿cómo conseguirlo? Subiendo el recibo a los avilesinos y abonando un primer pago de dos millones de euros, quedan aún otros 15 millones aún por abonar. El informe de la consultoría externa Centium y el informe de Intervención del Ayuntamiento sirvieron de base para esta decisión.

Sin duda el pasado siempre vuelve. Fue el 15 de octubre de 2009 cuando el pleno del Ayuntamiento de Avilés adjudicó el contrato para ese socio privado, ese del que pagamos ahora las consecuencias. De nada sirve saber quién fue el responsable de esas negociaciones, todos conocemos de las tramas, investigaciones y condenas a políticos avilesinos en la negociación del contrato del agua.

Lo lamentable es que los errores de los políticos vuelven otra vez a repercutirse en el bolsillo de los avilesinos. El interés general o los enormes poderes de la Administración, parece no ser suficientes en algunas negociaciones para conseguir renegociar cláusulas de confusa utilidad pública.

El pasado reciente de los avilesinos nos sitúa como sufridores de los dislates de sus políticos. Otro ejemplo: una lectura de la sentencia 241/2020 de fecha 25 de junio dictada por Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo en el caso Niemeyer puede ser una buena muestra de lo afirmado. Mirar al pasado, para entender el presente y prever el futuro, sin duda una buena terapia.

Avilés sí tiene cuestiones específicas pendientes, tiene y debe de mirar hacia el futuro, la Ronda Norte de Avilés, que dará acceso a la margen izquierda del puerto, la Isla de la Innovación, el soterramiento de las vías, son proyectos tan necesarios, tan demandados como atrasados.

Avilés es ante todo industrial, los que hemos nacido aquí y ya no somos tan jóvenes recordamos el pasado glorioso de nuestra ciudad, tierra de inmigrantes que venían atraídos por una ciudad sinónimo de mejora.

Hoy se nos dice que somos la ciudad con más vocación industrial de Asturias, tenemos ocho centros de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) que intentan generar innovación aplicable a los procesos industriales. Como motivación es estupendo, como principio programático de futuro, también, pero un paseo por la ciudad nos sitúa ante una realidad muy diferente, cierre de locales, problemas de los trabajadores de la Fundación Metal, de Alcoa, crisis en la hostelería… y por supuesto hablar de innovación, de futuro con la situación demográfica, con la pérdida demográfica que padecemos es muy discutible, por mucho que venga Barbón a dar su discurso de fin de año, de espaldas a la ría y al Niemeyer, para hablarnos de innovación e industria. Mejor hubiese sido que nos hubiese comunicado qué nuevas partidas de los presupuestos regionales se han habilitado para Avilés, diferentes a las aprobadas otros años, para que su discurso no sea “acto de fe.”

Si no somos capaces de fijar empleo de calidad, de ofrecer a nuestros hijos un futuro no podremos frenar su éxodo. Si nuestro dinero sigue siendo destinado para pagar los problemas del pasado, si los presupuestos siguen siendo de auto-mantenimiento, es decir, para subvencionar gastos corrientes/gastos de personal poco margen queda para generar riqueza.

De nuevo quiero hacer referencia a nuestra Constitución, su artículo 104 : “La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho”. Eficacia y servicio a los intereses generales, hay mucho margen de mejora, podemos y debemos hacerlo mejor. Para ello es necesario saber que las cosas se pueden hacer de manera diferente, mismo camino mismo destino.

Ya lo dijo Séneca: “Ningún viento es favorable para quien no sabe a qué puerto se encamina”.

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