El chavalín de Luanco que llegó a cardenal

El nombramiento del salesiano Ángel Fernández Artime como cardenal

Fidel García

Fidel García

El pasado 30 de septiembre, festividad de San Jerónimo, el teólogo y filólogo que cambió la historia cultural de Occidente con la traducción de la Biblia al latín (Vulgata), en la plaza de San Pedro y ante más de 12.000 fieles fueron constituidos 21 nuevos cardenales por el Papa Francisco, entre ellos uno de los más jóvenes: el salesiano de una familia respetada en la villa de Luanco, Ángel Fernández Artime.

El Papa, al imponer a los nuevos cardenales sus símbolos cardenalicios, recordó la misión sinodal de los nuevos cardenales, 18 de los cuales son electores. Los nuevos cardenales no son burócratas, sino evangelizadores. El Papa fue nombrando uno por uno a todos y les invitó a profesar su fe en Dios –uno y trino– y su fidelidad a la iglesia católica. Resonó el entusiasmo cuando se nombró el nuevo cardenal asturiano, que antes de llegar a la cúspide del cardenalato ha desempeñado importantes funciones en la Congregación Salesiana.

Nacido el 21 de agosto de 1960, se ha dedicado con entusiasmo a la gran misión salesiana: la pedagogía y pastoral juvenil. Licenciado en Filosofía, Teología Pastoral y Pedagogía, fue profesor joven en el colegio salesiano de Avilés y delegado provincial de Pastoral Juvenil. Durante su trayectoria ha desempañado importantes cometidos: superior de la provincia salesiana Sur de Argentina con sede en Buenos Aires; el 25 de diciembre de 2013 fue nombrado superior de la nueva Inspectoría Salesiana de España Mediterránea, cuya titular es María Auxiliadora; el 25 de marzo de 2014, en el Capítulo General Salesiano, fue elegido décimo sucesor de San Juan Bosco, el padre de la educación preventiva; y el 11 de marzo de 2020 fue confirmado como Rector Mayor de los Salesianos; posteriormente fue confirmado como Rector Mayor para un segundo sexenio 2020-2026. Es evidente que su preparación y experiencia suponen una elección muy acertada para una reforma de la educación sometida a la banalidad destructiva de las ideologías colonizadoras de género que destruyen la inocencia y el futuro de los más indefensos de la sociedad actual, los niños. El nuevo cardenal tiene a orgullo ser "un chavalín de Luanco".

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