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Míster ascenso

A sus 28 años, el entrenador Pablo García consigue su tercer éxito consecutivo y logra situar al Manuel Rubio por primera vez en su historia en Liga Nacional juvenil

La plantilla del juvenil A del Manuel Rubio posa con Pablo García, en el centro junto al resto del cuerpo técnico, en las instalaciones de Los Pericones. JUAN PLAZA

A sus espaldas cinco temporadas como técnico con solo 28 años y en su historial ya figuran tres ascensos, de manera consecutiva, con el Manuel Rubio, equipo en el que además defiende en el terreno de juego al militar en su equipo regional. A sus 28 años, Pablo García se ha convertido en el hombre ascenso del club gijonés llevando al equipo juvenil a Liga Nacional por primera vez en su historia. ¿Su secreto? "Ser muy normal, trabajar duro y confiar en los jugadores, que son unos ganadores y nunca se rinden ante nada", analiza. El entrenador gijonés rescata además los dotes técnicos de figuras de primer nivel mundial en los banquillos, los cuales equilibra para plasmar en el terreno de juego una mezcla ideal.

Bajo su punto de vista, su planteamiento ideal sería "coger el fútbol e Guardiola, las ganas de Luis Enrique y la garra y lucha que expone Simeone". La mejor combinación posible que ha intentado trasladar al Manuel Rubio y que le ha ofrecido un resultado realmente espectacular. La racha se abrió con el ascenso del conjunto cadete de Tercera a Segunda, que prosiguió en la siguiente temporada pasando de Segunda a la Primera categoría. Un poco de rebote, debido a que el técnico que dirigía al cuadro juvenil se hacía cargo de los regionales, Pablo García tomó las riendas del juvenil A con el resultado ya conocido en forma de ascenso.

"Este año no contábamos con ello, fue sorprendente, pero es merecido gracias al esfuerzo de los jugadores, así como de los técnicos y del club, que está volviendo a su orígenes y está totalmente en alza en todas las categorías", explica. Pablo cuenta con Fabio Coto como su mano derecha y juntos se encaminan hacia una próxima temporada ilusionante. El éxito ya está más que conseguido por lo que desde ya se centran en preparar una campaña en el que el objetivo claro será "la permanencia".

Pablo García, que trabaja por el norte de España instalando pantallas electrónicas, así como marcadores de fútbol, ya piensa más en seguir su carrera en los banquillos que calzándose las botas de fútbol. "Ya tiro más por la faceta de ser entrenador, sueño con ello, pero tampoco pienso más allá de la temporada que viene ni pienso en cambiar de equipo, sólo en disfrutar de lo que estamos consiguiendo, todo ello gracias a la confianza que han puesto en mí y no voy a cambiar ahora mi línea", argumenta el "hombre ascenso".

Como jugador, Pablo García militó durante once temporadas en La Braña para pasar posteriormente al Estudiantes durante dos años y, finalmente, para recalar en el Manuel Rubio, donde cumple su novena campaña como jugador y la quinta como entrenador. Y es que el técnico del club gijonés es un hombre de ideas fijas, sin cambios de rumbo bruscos en su historial ni como jugador ni como entrenador y de ahí llegan los resultados.

El Manuel Rubio ha confiado plenamente en los entrenadores de la casa. El ejemplo de Pablo García se amplía a los casos de Adrián Felgueroso, Abel o David entre otros que, militando como jugadores del equipo regional, colaboran desde los banquillos dirigiendo a equipos del club. Una buena forma de hacer piña con los más pequeños ya que "muchos de ellos después vienen a vernos y formamos así un poco más de afición en torno al primer equipo y de conseguir que exista un sentimiento hacia el club, como una buena familia que somos". Los éxitos llegan de continuo a la entidad gijonesa y más en concreto recayendo en la figura de un Pablo García que se ha convertido por méritos propios en el hombre ascenso. No es para menos, se ha convertido en el talismán del ascenso.

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