Señora consejera del Medio Ambiente:

Como ya le comenté por escrito el pasado 15-1-08, llevo como vecino de Ribera de Arriba desde hace más de cuatro décadas, y no entiendo que se construyan unas chimeneas tan bajas en los grupos de ciclo combinado (uno de ellos ya entra en período de pruebas); después, supongo yo, de haber hecho los estudios correspondientes de impacto ambiental-dispersión de gases.

No hace falta ser un experto para saber que aunque el combustible principal va a ser gas natural, pobre en azufre y sin ceniza residual, por las «minúsculas chimeneas» van a salir 140 toneladas de CO2 a la hora (en cada una), sumándoles los NOx correspondientes.

A mi entender, en el cálculo de la altura de las chimeneas habrán de tener en cuenta la orografía del terreno y la contaminación existente en la zona.

Sabemos que el valle de Ferreros-Bueño, donde van ubicadas, se halla situado en la cota aproximada de 126 metros sobre el nivel del mar, está rodeado por montañas que superan en altura los 70-75 metros que parece tener y la nueva chimenea.

Es una zona donde con frecuencia, para la niebla y el bióxido de carbono (CO2), en cuanto se pone a la temperatura ambiente, pesa más que el aire y tiende a descender al fondo del valle (si no es arrastrado antes por las corrientes atmosféricas), pudiendo causar graves problemas respiratorios.

Quiero aprovechar para decirle que la contestación que me dieron, «silencio administrativo» (desgraciadamente muy frecuente en nuestro país), resulta muy desagradable para los ciudadanos contribuyentes; nuestros responsables públicos tienen que esforzarse más para estar al servicio de los ciudadanos, y no los ciudadanos al servicio de ellos.

Constantino Joaquín

García Díaz

Las Segadas