Aún no se cumplieron los cien días de protocolo desde que tomó posesión el Gobierno del Partido Popular y ya nos cambiaron montones de cosas muy rápidamente. Como si tuvieran mucha prisa para que, con el tiempo y el paso de cuatro años (próximas elecciones), se nos olvide todo lo que están haciendo. En campaña electoral blanco sobre negro, pero vale todo y están haciendo todo lo contrario de lo que nos prometieron.

En el famoso debate de subir o bajar impuestos, el señor Rajoy prometió no subir impuestos, mentira total. Los que vivimos de un sueldo vemos todos los meses como nos suben el IRPF, a parte de la cesta de la compra en el día a día. Se decía que el nuevo Gobierno (ellos mismos) iban a crear confianza en los mercados y acabarían con el paro. Ahora ya dicen que este año seguirá creciendo el paro. González Pons, en plena campaña, prometió millones de puestos de trabajo. Ahora, en el Gobierno, tienen la certeza de que no solo no va a ser así, sino que entraremos en los 6 millones de parados.

Apostaron por una reforma del mundo laboral sin consenso con los agentes sociales del Estado español, pero con la imposición de la toda poderosa Alemania. En los debates parlamentarios se tachaba al anterior Presidente de someterse a los países que mandan en Europa, dígase Francia y Alemania. El cambio ha sido para peor. El nuevo Presidente se deja el micro abierto para llamarnos a los trabajadores a la huelga general, mientras explica lo dura que va a ser la reforma. Pero con su mayoría absoluta no tiene miedo ni a los sindicatos ni a la huelga general. Una reforma cuyo único objetivo es abaratar el despido y forzar una rebaja generalizada de los salarios. La única salida a la crisis es acabar con los derechos de los trabajadores y sus salarios.

Se habla de que la indemnización por despido baje de 45 a 33 días por año, lo más probable será que los empresarios (que les dan todo el poder) se acojan al despido de 20 días con un máximo de 12 meses. Con estos procedimientos todo indica que del paro juvenil, que ahora es el mayor y tendrán subvenciones a la contratación, pasaremos al paro de mayores de 45 años, ya que tendrán una indemnización menor y un salario mayor que el de los nuevos contratados. La reforma legaliza el mobbing, ya que se pueden cambiar los horarios de trabajo, las funciones e incluso el salario. En una palabra, cambia las condiciones de trabajo de los nuevos y de los viejos trabajadores, es decir, ¡nos mienten!

El nuevo Ministro de Justicia, conocido por ser el «verso suelto del PP», nos cambia la Ley del Aborto, devolviéndonos a la Ley de los años 80. En materia de Educación, el antiguo tertuliano de la «Ser», José Ignacio Wert, nos dice un día sí y otro también mentira tras mentira, poniéndonos ejemplos de lo que pone el libro de la asignatura «Educación para la Ciudadanía», hasta tuvo que salir un directivo de la Editorial Akal diciéndole que o mentía o era un ignorante, ya que ese libro estaba en el mercado pero nunca fue un libro de texto ni nada que se le pareciese. El Ministro de Industria está en la línea de cómo «no dijimos nada al respecto ahora podemos hacer lo que queramos». Las zonas más deprimidas, las que en otros tiempos dieron trabajo a miles de personas, hoy las quieren poner bajo una losa y acabar con ellas. Estoy hablando de las zonas mineras de Asturias, León y Aragón. Quieren acabar con los Fondos Mineros. Si estas Cuencas se modernizaron en el tiempo, fue gracias a estas partidas de dinero que lógicamente se cambiaron por la pérdida de puestos de trabajo. Las grandes obras que se hicieron en las Cuencas Mineras fue a costa de esto, mientras en otras partes era con los Fondos Europeos o Fondos Estructurales, nuestras ayudas venían de los miles de puestos de trabajo que se perdieron en la minería, tanto pública como privada.

Solamente la empresa Hunosa pasó de más de 27.000 trabajadores a los menos de 2.000 que tiene hoy en día. Todos estos cambios que nos están imponiendo, tanto política como socialmente, no es ni más ni menos que acabar con el Estado del Bienestar. El mundo está cambiando a pasos agigantados, pero las diferencias sociales cada vez son mayores, los ricos cada vez son más ricos y los pobres más pobres.

El otro día un estudio decía que en Asturias había 34.000 personas que no tenían ninguna cobertura social, montones de familias están en el límite de la pobreza. Todo esto, y con el beneplácito de éste gobierno que sigue inyectando dinero público a los bancos, para que los altos directivos se pongan sueldos astronómicos, en lugar de abrir los créditos a las pequeñas empresas que son las que generan empleo. Estamos viviendo un mundo al revés, donde todo el mundo tiene razón según los intereses que defienda. No cabe duda que es la contrarreforma ideológica.