Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Es conocido que Villaviciosa es uno de los concejos asturianos que alberga un mayor número de hórreos, algunos de ellos auténticas joyas arquitectónicas. El fallecido Rafael Balbín realizó un exhaustivo trabajo para la creación de un censo de hórreos y paneras en el municipio, que se puede consultar estos días en la exposición que acoge la Fundación José Cardín Fernández. Su comisario, Astur Paredes, explica para LA NUEVA ESPAÑA algunas de las edificaciones más destacables del conocido estilo Villaviciosa.

Una de las principales es el hórreo de Manuel Muslera, de Migoya, en la parroquia de Fuentes, y está considerado como uno de los tres hórreos patrón de Asturias. Astur Paredes destaca que «los cuatro alzados están tallados, al igual que los liños (cuadro superior de las vigas) y les cureñes (tablas verticales que conforman la cámara del hórreo o «caxa l'horru»). Esta edificación data de principios del siglo XVI o principios del XV, siendo esta fecha última la más probable. Astur Paredes resalta «el alto nivel y la riqueza de las decoraciones». Agrega que «a diferencia de otros, incorpora decoración en les cureñes y en los engüelgos (pieza esquinera entera), una serie de elementos decorativos de tipo astral muy interesantes». Estos símbolos están relacionados con el ciclo anual marcado por el sol.

El comisario de la muestra añade que otra de las características de este inmueble, antaño utilizado para guardar la cosecha, es que «incorpora arquillos sobre las puertas con arcos de medio punto abocinados o rebajados imitando a las portadas románicas». Este hórreo de Migoya «se encuentra bien conservado, aunque con elementos no auténticos al haber sido restaurada la cubierta», apunta Astur Paredes.

El hórreo de La Pola de Bedriñana es otra de estas construcciones tradicionales más destacables de cuantas se erigen en el concejo maliayés y coinciden con el estilo Villaviciosa. «Lo más característico es que tiene los liños y las cabezas de estos talladas en bultos», afirma Paredes, que indica que «no abunda mucho. Son verdaderas esculturas». Se le atribuye una clara influencia románica y se aprecian representaciones de figuras humanas esquematizadas. «Una de ellas es una mujer embarazada y otra, un personaje masculino que realiza exhibición de sus atributos», explica el comisario de la exposición. Estas referencias aluden a la fertilidad y también poseen un sentido protector. No se puede obviar que eran los lugares en los que se almacenaba la cosecha anual, por lo que se deseaba la abundancia y seguridad de ésta. Otra de las decoraciones que se aprecia es una serpiente enroscada y que se ubica en un liño próximo a la puerta. Es importante tener en cuenta la ambivalencia de este símbolo, que mata (asusta a quien entra) y cura (se le atribuye a la serpiente un poder sanatorio por su capacidad de regenerar al mudar la piel).

El hórreo de El Batón, situado en el caserío de El Bustiu, está fechado en 1505, de ahí su relevancia histórica. Su conservación no es la más adecuada debido al deterioro que sufrió en sucesivos traslados. Astur Paredes destaca «una pentalfa, además de diferentes decoraciones geométricas, como un pájaro esquematizado».