Una dinámica de juegos “quizás poco delicados”, pero “nada más allá de una cuestión de patio de colegio” ha llevado a que varias familias de Cabranes estén viviendo una situación incómoda “y en la que no queríamos entrar” tras la denuncia de un presunto caso de “bullying” en el colegio de Santolaya.

Según relatan, los supuestos problemas que viene denunciando una familia de la capital cabranesa vienen de inicio de curso, y a lo largo de todo este año se han venido repitiendo las acusaciones que llevaron a que la Consejería de Educación iniciara una investigación “que se ha quedado en nada”, recalcan los padres de los alumnos afectados por las acusaciones de acoso.

Estas familias relatan que “son cosas de niños, puede que algún día jugaran de forma un poco bruta y la familia del niño en cuestión se sintió ofendida de alguna manera, pero no es más que una cosa de chiquillos sacada de contexto por los adultos”, mantienen. De hecho, relatan que tras la denuncia hecha pública por los padres del presunto niño acosado “en el pueblo todo son comentarios porque nos conocemos todos”, y aseguran que “ninguna otra familia, aparte de esta, ha percibido que se haya producido ninguna situación de acoso ni ningún problema”. Lo que está pasando “es algo desmesurado”, sostienen, porque ellos serían “los primeros en dar la voz de alarma si viéramos algo grave”.

Son conscientes de que “el acoso es una cuestión muy grave a la que los centros deben poner coto rápidamente”, pero también entienden que su caso no se ajusta a este parámetro porque “la propia consejería rechazó en su momento que se hubiera producido alguna situación en ese sentido”.

Además, defienden la actuación del tutor de los niños implicados (se trata de una clase internivel con alumnos de primer a tercer curso de Primaria), así como el protocolo seguido por el colegio, que “actuó desde el principio”. De hecho, sostienen que en la aplicación estricta de los protocolos de vigilancia para evitar casos de “bullying” a los alumnos, “nuestros hijos han acabado siendo las víctimas, porque el tutor no dejaba casi que se movieran de su lado en los recreos para evitar problemas con estos padres”, explican.

Del mismo modo, lamentan que la familia que se ha dado por atacada “nunca se pusiera en contacto con nosotros para explicarnos que hubiera algún problema, y nos vemos todos los días a la entrada y la salida del centro, es un pueblo pequeño”, razonan. Al revés, “intentamos hablar con ellos y nunca fue posible”, afirman.

“Sabemos que lo están pasando mal, pero también creemos que están tomando por acoso cosas que no son, cualquier pequeño detalle de los niños se lo toman a la tremenda”, exponen las familias aludidas.

En esta tesitura, insisten en que “estamos muy contentos con el profesor y con el centro, confiamos plenamente en ellos y en todos los protocolos aplicados que determinaron que no había ningún caso de acoso”, afirman, y esperan que el próximo curso escolar pueda transcurrir con más normalidad, porque “los niños son niños y los adultos acaban manipulando cuestiones que no deberían tener más trascendencia y que ellos mismos son capaces de resolver sin más dramas”.