Buena parte de los municipios asturianos sigue manteniendo su singularidad en los apellidos y resiste la «invasión» de los Pérez, Martínez, García, Fernández, etc. Disminución importante en la conservación de la tradición de los apellidos ha sido la revolución experimentada a partir de la tercera década del XX por las comunicaciones terrestres. Hace 100 años fuera de las fronteras de los pueblos y concejos apenas existía representación de sus apellidos. Algunos muy populares en el XVIII como Conlledo (Colunga), Canella (Sobrescobio), Martino (Ribadesella), Moritán (Caso) o Escalante (Felechosa), están casi agotados. En aquel tiempo, por citar un ejemplo, Peláez en Felechosa era notorio y hoy no existe.

Un censo de Oviedo (capital) a principios de siglo XX colocaba Álvarez como primer apellido con 903, seguido de García (429), y Suárez (279). En España en el mismo censo lideraba con diferencia García (87.900), seguido de Fernández (69.400), López (56.000), González (55.000), Martínez (54.200), Rodríguez (43.000), Sánchez (41.500), y Pérez (40.000). El apellido García en Asturias llamó la atención de un viajero de hace un siglo al observar que, en Proaza, casi todo el mundo lo llevaba, algo parecido a los Juanes de Caleao que motivó una célebre antología en verso de Ceferino Suárez, de Felechosa, nominando la mayoría aplastante de los vecinos del pueblo que tenían el patronímico de Juan.

Hace cinco siglos el caos en la nominación de los apellidos era absoluto. Los ciudadanos cambiaban a su antojo los mismos en cortos periodos de tiempo. Sería el cardenal Cisneros (1436-1517) quien impondría su reglamentación y establecería el orden en las parroquias con los libros de registro. En los juzgados llegaría mucho tiempo después (1874) la implantación registral. En cuanto a los censos oficiales, fuente importante en el estudio de la heráldica, en la época contemporánea arrancan en 1846 orientados a la aplicación de la ley electoral, y posteriormente en 1857 y 1860, éste último para corregir numerosos errores del anterior (1857).

En el presente trabajo, lógicamente, se descartan los apellidos nacionales y los regionales más conocidos (Hevia, Cueto y Valdés encabezan el ranking asturiano) y de forma excepcional se incluyen algunos por su incidencia notable en la comarca como pueden ser los Cordero, Solís, Lobo, Alonso, Prado, Morán o Vázquez.

-Cuenca del Nalón:

l Caso. Probablemente uno de los concejos con mayor cantidad de apellidos singulares, con Llanes, Siero, Gijón, Villaviciosa o Colunga. Por su perfil montañoso algunos apellidos son exclusivos de un pueblo o comarca. Así Moritán y Bartolomé son propios de Orlé, Poli y Portugal son exclusivos de Caleao, Acebo y Pereda eran frecuentes en Tanes, Capa y Simón tienen su epicentro en Tarna, así como Testón, abundante igualmente en Pendones. Otros apellidos tradicionales son Traviesas, Capellín, Cueria, Gao, Corral, Aladro, Pipa, Coya, Miguel, Gallinar, Quintana, Vega, Isoba, Lobeto o Posada. Existen otros de ámbito nacional como Capdevilla, Santos, Berrocal, Durán, Lozano o Diego. Indudablemente Caso ofrece un abanico de apellidos singulares de Asturias qué muy pocos municipios lo igualan.

l Sobrescobio. No da, ni de lejos, el volumen de apellidos singulares de Caso, a pesar de la proximidad geográfica. Los más peculiares son Armayor, Concheso y Canella. Existen otros bastante frecuentes como Cachero o Prado pero corresponden más a su identidad regional.

l Laviana. Este concejo comparte con Siero la hegemonía del apellido Corte. Es el qué corresponde al autor de éstas líneas y de cuya «s» final es responsable el párroco de la parroquia de El Pino, titular entre 1910-1915, que por su cuenta la añadió en el denso movimiento de nacidos y fallecidos de aquel quinquenio. Laviana aporta algunas singularidades como Barbón, Begega, Buelga, Carrio, Piloñeta. Señalar la incidencia en la zona de El Condado del apellido Morán aunque es un apellido regional.

l San Martín del Rey Aurelio. Entre los apellidos más tradicionales del concejo citaremos Camblor, Ordiz, Orviz, Pozueco, Cuello o Cuetos.

l Langreo. Municipio con un abanico importante de apellidos emblemáticos. Comparte con Mieres la implantación de los Lada, Ardura y Llaneza, pero añade en solitario otros cómo, Sión, Cases, Coto, Amores, Terente, Espina, Braga, Aller, Antuña y Zapico.

-En la Cuenca del Caudal:

l Lena. Probablemente el apellido más recurrente sea Hevia, pero es común a toda la región, concretamente el más extendido en Asturias. Otro apellido de ámbito regional pero muy presente en Lena es Vázquez, extendiéndose al vecino Bóo (Aller). Más diferenciales son Aza, y más localmente, en la zona de Palacio Felgueres, De la Riva. También son frecuentes Viesca, Bayón y Castañón, estos dos últimos también se repiten en el fronterizo Aller.

l Aller. En la parte alta del municipio, Felechosa aporta la singularidad de Megido y Tejón. De éstos dos apellidos hay alguna ramificación en Bello y Cangas de Narcea respectivamente. Otro apellido tradicional es Escalante, procedente de un artesano de Ribadedeva que trabajó en la construcción del retablo de la iglesia de El Pino. Escalante tuvo mucha implantación desde mediados del siglo XVIII pero actualmente está en vías de agotamiento. En el registro eclesiástico de la parroquia de El Pino, Felechosa tiene un apellido de alta frecuencia: Alonso, pero queda fuera del significado singular por su generalidad en Asturias. En Río Aller existe un apellido único en Asturias: Bigotes. Casomera aporta el Baizán, aunque es obligado añadir por su incidencia, Lobo, también significativo en Nembra. Curiosamente dos Santibáñez, el de la Fuente y el de Murias comparten el apellido más tradicional de ambas localidades, Solís, pero al igual que otros citados es de ámbito regional. Ya en la parte baja del concejo (Moreda) citar como más conocidos: Trapiello/a y Cordero, también importante éste último en Piñeres.

l Mieres. Al citar los apellidos más carismáticos de Langreo citábamos que Langreo y Mieres compartían los Ardura, Lada o Llaneza. Mieres lidera la implantación del Cachero (zona de Santa Cruz-Ujo), aunque es un apellido en muchos lugares de Asturias. Losa es otro apellido tradicional, así como una rama de los Álvarez-Buylla.

Si consultásemos los censos de habitantes de los concejos de ambas cuencas de hace 100 años tendríamos una altísima fiabilidad de la ubicación de los apellidos, facilitada por la pertinaz endogamia de la época. Ejemplo muy diáfano es el de la parroquia de El Pino donde los matrimonios de vecinos de El Pino y Felechosa, distantes un kilómetro, no eran frecuentes, entre La Pola y Felechosa, raros (dos kilómetros), y casi inexistentes entre vecinos de Felechosa y Llanos (tres kilómetros).

Probablemente el elemento diferencial de los apellidos, en muchos casos, tenga una connotación orográfica (casos de Tarna, Pendones, Caleao, Rio Aller o Felechosa) y su aislamiento secular. En otros casos ha sido la implantación de una determinada familia la que generación tras generación ha dejado su impronta hereditaria.

Como último apunte a esta breve antología de apellidos tradicionales, sorprende que muchos pueblos carecen de singularidad de los mismos al igual que ocurre en varios municipios asturianos.