Los actuales alumnos del instituto Bernaldo de Quirós de Mieres han nacido todos ellos bajo el ordenamiento jurídico y marco democrático que quedó establecido con la aprobación de la Constitución de 1978. Estos jóvenes estudiantes, si alguna duda albergaban, tienen desde ayer la certeza de que la Carta Magna es reformable, es más, sería conveniente someterla a una revisión para adaptarla, entre otras cosas, al espacio de convivencia que demandan las nuevas generaciones. Así se lo trasladó ayer a los alumnos del centro Pedro José González-Trevijano, catedrático de Derecho Constitucional y magistrado del Tribunal Constitucional.

La lección inaugural del curso en el centro mierense tuvo como tema "La Constitución Española de 1978: vigencia y reforma". Pedro José González-Trevijano repasó someramente la gestación del gran acuerdo alcanzado bajo el primer gobierno de Adolfo Suárez para, una vez contextualizado el escenario político del que surgió la constitución vigente, pasar a analizar su validez cuatro décadas después. "La Constitución de 1978 nos permitió entrar en la modernidad, siendo de todos y para todos, y es una institución que merece la pena preservar, defender y tutelar. Pero también es cierto que las constituciones, con el paso del tiempo, necesitan ser acomodadas a las nuevas circunstancias y exigencias. Antes o después se producirá un proceso de reforma", subrayó González-Trevijano.

El magistrado defendió la necesidad de que los jóvenes se sientan identificados con las leyes fundamentales del Estado. "El presidente norteamericano Thomas Jefferson decía que las nuevas generaciones tenían derecho a aplicar sus propias normas de convivencia y yo entiendo que los jóvenes españoles puedan sentirse un poco ajenos a un texto que ya tiene casi cuarenta años. Espero que vosotros tengáis la posibilidad de votar a favor o en contra de la reforma y así poder sentiros también autores materiales del proceso". Sobre el debate abierto en relación al modelo territorial, González-Trevijano remarcó que "no fue diseñado por los constituyentes y se han ido desarrollando a lo largo de los años". Así, añadió, "habrá que modificar el título octavo que es el que regula el modelo territorial del Estado. El modelo de listas requeriría una modificación, pero esto no es una gran novedad. El problema es que los grandes partidos son reticentes, ya que no quieren perder su cuota de representatividad". Dicho esto, fue muy claro en su conclusión final: "La Constitución no tiene cláusulas de intangibilidad, se puede reformar todo, pero de acuerdo con los procedimientos establecidos.