"Ni acuerdo ni nada, lo que pasó fue que los compañeros que estaban encerrados sufrieron presiones a tope".

Así de rotundos se mostraron esta mañana trabajadores de subcontratas, después de que sus cuatro compañeros que estuvieron encerrados en el pozo Santiago desde el jueves, abandonaran la protesta ayer a las diez de la noche.

Fuentes sindicales habían asegurado que se había informado a la familia de que los trabajadores estarían empleados en el pozo Santiago hasta el año 2021 y que no tendrían represalias "si salían esta noche (por ayer por la noche)". "Nos dicen que tendremos trabajo, sí, pero ni cómo ni cuánto ni hasta cuándo", han asegurado desde la plantilla.

Los cuatro trabajadores iniciaron el encierro el jueves por la noche, tras el turno de trabajo. En un principio se quedaron en la explotación cinco empleados, pero uno de ellos salió ya el viernes. Era el único afiliado de Comisiones Obreras y, según testigos, un representante sindical entró en la explotación para explicarle las condiciones del acuerdo con Hunosa.

Condiciones que, a juicio de los mineros de contratas, "no son suficientemente claras". De hecho, en el plan industrial de Hunosa sólo se recoge que la hullera pública "seguirá contando con las subcontratas".

Además, el pozo Santiago es una de las explotaciones que cesará la actividad el 31 de diciembre. Junto a Carrio, las labores en el interior se limitarán a la actuación de cierre y postcierre. No ocurrirá así con el pozo Nicolasa, que seguirá abierto y del que seguirán extrayendo carbón para quemar en la térmica de La Pereda.

"Los sindicatos nos han vendido", denunciaron los trabajadores. A la concentración de apoyo que se convocó en la plaza del pozo en el mediodía de ayer no estuvo ningún representante de Comisiones Obreras. Únicamente un miembro del SOMA-FITAG intervino en la negociación para que Hunosa permitiera la entrada a los vecinos que querían apoyar a los encerrados. "Nos sentimos totalmente desamparados, ninguno ha dado la cara", han afirmado.

El encierro, que podría ser el último del sector, fue complicado desde el inicio. Ya en la noche del viernes, denunciaron los compañeros de los encerrados, "hubo que suplicar al ingeniero para que nos dejara entrar y darles comida y ropa".

Situación que no hizo más que empeorar. En la tarde de ayer, Hunosa "cortó la comunicación de los compañeros con el exterior". "Esto, que no pasó con el PP, pasa ahora con el PSOE", clamaron.