La sangría demográfica de las comarcas mineras continúa. El año pasado, eso sí, fue más atenuada que en ejercicios anteriores. Los diez concejos de las Cuencas perdieron globalmente 1.496 vecinos: más que habitantes tiene el concejo de Caso. Sin embargo, la media de la última década es sensiblemente mayor, con unos 2.000 vecinos menos cada año. Los municipios más afectados fueron Mieres y San Martín del Rey Aurelio, donde la caída fue de 422 y de 257 personas, respectivamente. Hubo una excepción la regla. Fue Sobrescobio, el municipio menos poblado de los valles mineros, donde se ganaron tres habitantes, pasando de 811 a 814.
La pérdida de población es una constante en las Cuencas desde hace décadas. Las causas parecen estar claras: la decadencia económica, la desindustrialización, el fracaso del cambio de modelo económico que no llegó a fructificar con los fondos mineros, la consiguiente falta de empleo, el envejecimiento de la población y la emigración, sobre todo de los jóvenes con mayor preparación. La enfermedad es conocida, lo que no se ha encontrado hasta ahora es un remedio contra ella. Los nuevos fondos mineros y de “transición justa” deben servir, al menos, para frenar el declive.
Por comarcas, la del Caudal vuelve a ser, como viene ocurriendo en los últimos años, la que tiene una evolución demográfica más negativa. Así, sus cinco concejos (Mieres, Lena, Aller, Morcín y Riosa) suman 63.054 habitantes, que son 860 menos que un año antes. La sangría en el valle del Nalón es algo menos acentuada. Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Caso y Sobrescobio cuentan con 70.153 vecinos, una reducción de 636 personas. Globalmente se perdieron 1.496 vecinos en las Cuencas, que aún así siguen siendo, tras las comarcas de Oviedo y Gijón, las más populosas de la región, con 133.207 habitantes.
Haciendo un análisis por concejos, el que sale peor parado es el de Mieres. Lejos quedan ya los años 50 y 60, cuando llegó a tener picos de población de más de 70.000 personas. En el último año, Mieres pierde 422 vecinos, y se queda en las 37.537 personas. El declive demográfico también es muy acentuado en San Martín del Rey Aurelio. Pese a su diferencia de población con Langreo, el pasado ejercicio fue el ayuntamiento del Nalón en el que más población se perdió. Pasó de 16.074 a 15.817 habitantes, una merma de 257 vecinos. También en los 60 San Martín llegó a su máximo, los 28.000 habitantes.
Langreo, por su parte, consiguió frenar su caída. Si un año antes había perdido 564 habitantes, este último ejercicio la reducción fue de 237. Aún perdiendo población, se consolida como el concejo más habitado de las comarcas mineras, con 39.183 vecinos, muy lejos del máximo histórico de 65.000 de mediados de los años 60. Aller y Lena también se han visto bastante castigados por la sangría. El primero perdió 200 habitantes (10.413 en total) y el segundo, 189 (10.701 personas). El territorio allerano sufre en las últimas décadas un marcado declive demográfico, ya que tuvo más de 28.000 vecinos, también en los años 60.
De entre los concejos más populosos, Laviana es que menos pierde, una tendencia que se viene dando en los últimos años (históricamente nunca llegó a sobrepasar los 15.300 habitantes). Pese a ello, la caída, como en el resto de municipios, es constante. Este municipio vio reducida su población en 95 personas, y ahora cuenta con 12.882 vecinos.
Los concejos “pequeños” –por población, no por extensión, al menos el de Caso– pierden todos, menos Sobrescobio. En Morcín la reducción es de 39 personas (2.555 en total), mientras que en Riosa, fue de diez habitantes (1.848). En Caso, por su parte, el declive viene de muy atrás. Siendo un municipio eminentemente ganadero (ahora también turístico), hasta hace un siglo contaba con unos 5.500 habitantes, que han ido reduciéndose, paulatinamente, hasta los 1.457 actuales, que son 50 menos que hace un año.
Por su parte, Sobrescobio fue la excepción del año. Ganó población, sí, pero son solo tres personas. De esta forma, en el concejo viven 814 habitantes.
