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Diez años para abrir el centro neurológico de Barros: “Estamos agotados de esperar”, afirman los futuros usuarios

Los colectivos de discapacidad urgen a poner en marcha el complejo, que se empezó a construir en 2009 y debía estar funcionando desde hace una década

Un vecino pasa por delante del centro neurológico de Barros, que sigue cerrado. | Fernando Rodríguez Fernando Rodríguez

“Desilusionados” y “agotados” de esperar. Son los sentimientos de los potenciales futuros usuarios del centro de referencia para personas con discapacidades neurológicas (Credine) de Barros, en Langreo. Mónica Oviedo, presidenta de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Asturias (Cocemfe-Asturias), utiliza estos términos para resumir sus sensaciones al ver que el Credine sigue cerrado. “Debería estar en funcionamiento desde hace tiempo, pero cada año cambian las cosas, surgen nuevos problemas y la apertura se retrasa”. Desde Cocemfe piden “que abra ya, con carácter de urgencia”. La instalación se comenzó a construir a finales de 2009 con un plazo de ejecución previsto de 24 meses. Tendría que haber abierto sus puertas en 2012

“Los afectados por enfermedades neurológicas y sus familias están agotados y desesperados”, insiste Oviedo, que resalta la importancia de disponer de un centro “con una atención especializada muy necesaria”. Entre los usuarios del Credine estarían aquellas personas que han sufrido un ictus, y como explica la presidenta regional de Cocemfe, “el primer año tras el ictus es clave en la recuperación, es un tiempo en el que se necesita rehabilitación multidisciplinar continuada, cuando se precisa una actuación más intensiva por parte de los profesionales”. Una atención que se daría en el centro de Barros.

Mónica Oviedo ya no sabe qué decir respecto a la fecha de apertura. “Esperamos que sea este año y con carácter de urgencia”, reclama. Los enfermos neurológicos, “cansados y desilusionados” de esperar, quieren “que entre en funcionamiento tanto el centro de día como la zona residencial”.

“Cada vez que dicen que lo van a abrir surgen nuevos problemas”, explica Mónica Oviedo, que detalla que, al depender las instalaciones del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), “las contrataciones son más complicadas y no se encuentra al personal adecuado”. A eso se suma que “no hay transporte adaptado suficiente para trasladar hasta Barros a todas las personas que deberían utilizar el Credine”.

Durante la pandemia, las instalaciones se destinaron a atender a pacientes de covid. Esto no es algo que se reproche, ni mucho menos desde Cocemfe, pero sí ha retrasado aún más la apertura del centro para su cometido original: la atención, tanto en centro de día como residencial, de personas con enfermedades neurológicas.

El verano pasado se aseguró que el centro atendería a sus primeros pacientes en el último trimestre de 2021, fecha que posteriormente se retrasó hasta enero de 2022. No ha sido así. Los retrasos en la apertura fueron, además, provocando deficiencias en las instalaciones. Finalmente se tuvo que habilitar una partida de 335.506 euros para la reparación de los desperfectos. El plazo de ejecución de los trabajos se fijó en cuatro meses aunque esto no impediría la apertura por fases, primero la zona de centro de día y más tarde la residencial.

Cambio de nombre

Los enfermos llevan esperando más de una década. El centro empezó a construirse en el año 2009 e iba a llamarse centro “Stephen Hawking”. Hubo que cambiarle el nombre, pero se mantuvo el espíritu: crear un centro de referencia nacional, dependiente del Imserso y dedicado a la atención directa y especializada de personas con discapacidad neurológica. También apoyar a sus familias y cuidadores. Según los plazos iniciales de la obra, el centro tendría que estar abierto desde 2012. Tras varios problemas (entre ellos la quiebra de la constructora), retrasos y arreglos, los trabajos concluyeron en 2017. Después llegaron trámites varios como la compra del mobiliario y los equipos, y finalmente, la contratación de los trabajadores y la dirección.

En cuanto al empleo, las últimas cifras oficiales ofrecidas indicaban que las instalaciones dispondrían de 55 empleados públicos de atención directa, una plantilla que tendría que dar servicio a 60 residentes y 30 usuarios del centro de día. Sin embargo, en 2008, estas cifras de contratación ascendían a 105 empleos directos y 39 contrataciones externas (144 en total).

Actualmente, el Credine cuenta con una plantilla compuesta por 23 trabajadores, que incluye enfermeros, logopedas, fisioterapeutas, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales, que serán los que se encarguen de los primeros usuarios. La plantilla irá incrementándose con el paso del tiempo.

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