¿Luchó Pelayo en La Carisa?: la olvidada muralla de Homón de Faro, las fortificaciones que pueden cambiar la historia de Asturias

Los estudios apuntan a que los restos, hallados a principios de siglo, pueden ser la "roca" en la que los astures resistían a la invasión árabe

Ilustración de Alfonso Zapico.

Ilustración de Alfonso Zapico.

¿Luchó Pelayo en La Carisa contra la invasión musulmana antes de la gran batalla de Covadonga? Es posible, a tenor de las grandes murallas del Homón de Faro. Las fortificaciones, descubiertas en el enclave por un equipo de arqueólogos que lideraba Jorge Camino, podrían estar relacionadas con una gran campaña que lideró el general Muza (entre los años 712 y 714). El hallazgo se presentó inicialmente como el primer paso de una gran investigación. Poco después, cayó en el olvido. Se cumplen veinte años de un descubrimiento que, si no fuera por el silencio, podría esclarecer -o quizás cambiar- la historia de Asturias.

La investigación del Homón de Faro no empezó con buen pie. En el año 2003, el equipo de arqueólogos -que también contaba con Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra- estaba trabajando en el campamento romano de Curriechos. Fue el primer gran yacimiento hallado en La Carisa (en el concejo de Aller) y, justo enfrente, descubrieron las fortificaciones del Homón de Faro. Inicialmente, apuntaron a que se trataba de un poblado astur. Era la historia perfecta: los romanos se habrían visto obligados a construir un gran campamento ante el imparable avance de los guerreros.

Demasiado buena para ser verdad. Las pruebas de carbono-14 dataron los restos entre los siglos VII y VIII después de Cristo. La investigación dio un giro y los arqueólogos se fijaron entonces en otro momento crucial de la historia de Asturias: la resistencia de los astures al avance de la invasión musulmana. Se relacionaron con otras fortificaciones muy similares en La Mesa, y aparecieron los primeros estudios.

Estudios

En "A propósito de las fortificaciones lineales ástures de Homón de Faro y El Muro", los arqueólogos Jorge Camino, Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra señalaron lo siguiente: "La contundencia de las dataciones no puede albergar reservas de que, unas décadas o tan solo unos años antes de este trascendental y emblemático acontecimiento (la batalla de Covadonga), un poder institutivo intentó cerrar militarmente las vías estratégicas que unían el centro de la región asturiana con el norte de la Meseta". No cabe duda, según la misma publicación, de que fueron levantadas por una organización política "de entidad supracomarcal", siendo su objetivo la defensa de las tierras centrales de Asturias".

Si los yacimientos datan del siglo VIII, en plena lucha contra la invasión musulmana, no es de extrañar que algunas corrientes los relacionaran con el mismísimo Pelayo. En repetidas ocasiones, los arqueólogos han dejado la puerta abierta a una campaña con el rey astur a la cabeza antes de la gran batalla que sí pasó a la Historia. Y no solo ellos, ya que los historiadores árabes lo escribieron mucho antes.

Estudiosos de la invasión musulmana refirieron, en varias crónicas, una "gran roca" en la que resistía Pelayo. La descripción era de un lugar muy bien fortificado, en un monte de gran altitud que permitía avistar el mar. En los días despejados, es fácil distinguir Gijón desde los montes en los que limitan Aller y Lena.

"Controversia interpretativa". Son dos palabras que los arqueólogos repitieron desde que se conoció la datación del carbono-14. En las actas de las I Jornadas Arqueológicas de Asturias, apuntaron que cualquiera de las opciones para datar este yacimiento -ya que también se estudió si podría estar relacionado con el sometimiento de los astures por Wamba- "se inserta en un largo debate interpretativo entre corrientes historiográficas opuestas".

Un debate que, finalmente, no llegó. A pesar de que, desde el punto de vista de los descubridores de Homón de Faro, la fortificación abría "una nueva línea de investigación que puede llevar muy lejos. No en vano, estas fortificaciones preludian en unas décadas, quizás solo en unos años, el nacimiento del Asturorum Regnum". Y pueden narrar un relato distinto. Un último detalle: las murallas estaban quemadas y, en su entorno, no había restos de una batalla. El claro indicio de una rendición.

Suscríbete para seguir leyendo