Las Cuencas, año 2033: así evolucionará la población en la próxima década según un estudio de la Universidad

El laboratorio RegioLAB, de la Universidad de Oviedo, cifra con exactitud la sangría poblacional

Vecinos mayores en el parque Jovellanos de Mieres.

Vecinos mayores en el parque Jovellanos de Mieres. / C. M. Basteiro

Las cuencas mineras perderán un 12 por ciento de su población en la próxima década; de 131.029 a 114.227 habitantes –16.802 menos–. Y solo el municipio de Morcín podría aguantar la sangría poblacional (mantendría el mismo número de vecinos). Son las conclusiones de un estudio elaborado por el equipo de investigación RegioLAB, de la Universidad de Oviedo. Los resultados son ajustados; basados en las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) para Asturias. No tiene en cuenta variables que podrían obrar un cambio drástico en la tendencia, como un gran proyecto empresarial o el hallazgo de un yacimiento con recursos críticos.

Así que salvo la aparición de una de estas variables, una suerte de "milagro", las previsiones apuntan a una caída poblacional más que alarmante. El estudio apunta que Mieres sería el municipio más afectado; pasaría de 36.574 a 30.585 vecinos, una pérdida poblacional del 16 por ciento. Tampoco se salva Langreo, para el que los expertos prevén una sangría poblacional del 12 por ciento (de 38.262 a 33.488 habitantes). Lena, San Martín y Aller perderían la misma tasa de su población. También caerían en número de vecinos Riosa y Sobrescobio, aunque será una pérdida más suave. Caso prácticamente se mantendría.

Entre tanta mala noticia, las previsiones solo arrojan un saldo positivo: el incremento de población que se espera para la parroquia de Santa Eulalia de Morcín. El grupo de investigadores de RegioLAB que ha elaborado el proyecto, con Esteban Fernández Vázquez al frente, prevé un incremento del 7 por ciento: de 836 a 920 vecinos, entre este año y enero de 2033.

El proyecto

No es alarmismo ni suposiciones. RegioLAB, explicó ayer Esteban Fernández, ha elaborado este estudio "en base a las previsiones del Instituto Nacional de Estadística para toda Asturias". Los investigadores han detallado los datos por parroquias, teniendo en cuenta una serie de variables que incluyen las tendencias del movimiento de población en los últimos años. Así, han tenido en cuenta la mortalidad, el número de nacimientos y el aumento de la calidad de vida. También se han tenido en cuenta otros fenómenos, como la inmigración o la movilidad de vecinos entre los propios municipios de las comarcas mineras.

Esteban Fernández detalló ayer que no se han tenido en cuenta variables económicas que aún no son una realidad. Por ejemplo, no se contempla el impacto que pudiera tener la llegada de la Alta Velocidad a Asturias –y la parada en Pola de Lena–. Tampoco proyectos empresariales que no estén en marcha; ni planes de asentamiento de población que no se hayan implantado hasta el momento.

No es la primera vez que los expertos alertan sobre la pérdida poblacional en las Cuencas, especialmente acusada desde el final de la minería. Pero este estudio sí es pionero por la metodología implantada para su elaboración. En la cara opuesta a las Cuencas, están los municipios asturianos que más crecerán en los próximos diez años. Se prevé que la parroquia de Posada de Llanes tenga un 20 por ciento más de habitantes (2.173 vecinos). De cumplirse las previsiones, también crecería el municipio de Siero –especialmente, la parroquia de Viella–.

El futuro no pinta bien para las Cuencas, pero, más allá de los avisos, los expertos también han puesto sobre la mesa posibles soluciones. Es el caso de la reordenación urbana que ha propuesto el Cecodet (Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial) para Mieres. Incluye mejorar las travesías, zonas peatonales y parques –algunas de las ideas ya son una realidad, como la gran zona verde de La Mayacina–. También apuestan por reforzar las antiguas barriadas mineras y convertirlas en lugares amables para el asentamiento de vecinos jóvenes y familias. Un modelo de apertura social como el que han experimentado barrios tradicionalmente obreros en las principales ciudades de España. Un claro ejemplo es el madrileño barrio de Carabanchel, lugar para el asentamiento de artistas emergentes en los últimos años.

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