Hermanas, en el "cole" y en casa: una mierense cubre las horas de reducción de jornada que solicitó su hermana para conciliar

Sara y Aida Jaquete son "profes" de Infantil en el Teodoro Cuesta

Aida y Sara Jaquete, en un aula de Educación Infantil del colegio Teodoro Cuesta de Mieres. | C. M. B.

Aida y Sara Jaquete, en un aula de Educación Infantil del colegio Teodoro Cuesta de Mieres. | C. M. B. / C. M. Basteiro

Sara y Aida Jaquete –38 y 36 años, respectivamente– son de esas hermanas que parecen almas gemelas. Terminado el Bachillerato, primero Sara y luego Aida, ambas decidieron estudiar Magisterio en Educación Infantil. Prepararon juntas las oposiciones, se apoyaron en los exámenes, se han aconsejado a lo largo de su carrera profesional como interinas. Y ahora, llámenlo suerte o destino, las dos están trabajando este curso en el mismo centro; el colegio público Teodoro Cuesta de Mieres. Y el más difícil todavía: Sara cubre, con su contrato de media jornada, las horas de reducción por conciliación de su hermana Aida. Para los que se lo pregunten, las posibilidades de que esto ocurriera –con una bolsa de interinos tan concurrida y con tanto movimiento como la de Educación Infantil– eran ínfimas.

Pero ocurrió. Para explicar esta coincidencia hay que remontarse a antes del inicio de curso. Justo cuando se abrió la bolsa de interinos y empezaron a escoger destinos. Explica Aida Jaquete que "con niños pequeños es muy difícil conciliar. Por eso, yo ya sabía que pediría la reducción". Se refiere a una reducción horaria, derecho de madres y padres con hijos menores de doce años a cargo (tanto en el sector público como en el privado). Aida Jaquete se incorporó al Teodoro Cuesta y, unas semanas después de la solicitud, le fue concedida esa reducción. "Gracias a esto, puedo ir a llevar al cole a mi peque y a mi sobrino (el hijo de Sara)".

Las hermanas acordaron que Sara, entonces, elegiría este curso una media jornada para poder recoger ella a los pequeños, mientras Aida aún está trabajando. Y apostó a todo o nada: "Sabía que era difícil, pero decidí esperar a que saliera una plaza de media jornada en Mieres. Yo casi siempre he trabajado en la otra cuenca (en la del Nalón), pero este año tenía una corazonada".

Y, aunque no hay prueba científica, resulta que el corazón también acierta a veces. "Cuando salió la media jornada en el Teodoro Cuesta (la que cubriría la reducción de Aida), yo aún tenía seis personas por delante de mí en la bolsa", afirma Sara Jaquete. "Imposible", pensaba ella. Aida era más optimista: "Yo lo veía difícil, pero ¿por qué no?".

Fue un sí. Sara Jaquete consiguió la media jornada para cubrir la reducción horaria de su hermana. "Estamos muy contentas". No solo por trabajar en el mismo centro educativo desde que empezaron su vida laboral, sino porque este tándem horario les permitirá conciliar mejor durante todo el curso. Las dos hermanas coinciden en las horas centrales de la jornada. Aida entra más tarde y Sara se va antes.

Y tras las risas y la emoción de una coincidencia tan insólita, la conversación se pone un poco más seria.

–La conciliación sigue siendo difícil, ¿verdad?

Las dos asienten. "Está muy complicado. En nuestro sector puede parecer fácil, pero no lo es para las interinas. Si tienes plaza y te sientes cómoda, el niño puede ir al colegio en el que das clase. Pero siendo interina...", apunta Aida. Termina Sara: "Cambiar al niño en cada curso de cole no nos parece lo más apropiado". Matizan que, si bien no es la situación idónea para ellas, entienden que sea una buena solución para otros compañeros o compañeras.

El recreo termina, los niños vuelven a clase. Saludan a Sara y a Aida, parecen encantados con sus "profes" hermanas. No se les hace raro, en ese "cole" –en el Teodoro Cuesta–, el ambiente es siempre de familia. Por cierto, no es la primera vez que tienen una coincidencia de este calado entre los docentes: Encarnita Roche, profesora del centro, coincidió hace dos cursos con su hijo (Pablo García) de interino.

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