Raquel Dopico, primera suboficial mayor de la Guardia Civil: "Aquí nadie te impide ascender"

Natural de Mieres, lleva 30 años en el cuerpo y ejerce como policía judicial: "La familia no llevó bien mi ingreso, por los conflictos mineros y ETA"

Raquel Dopico, junto a su marido, Juan Pedro García, en el campeonato nacional militar de tiro.

Raquel Dopico, junto a su marido, Juan Pedro García, en el campeonato nacional militar de tiro. / David Montañés

Raquel Dopico aún correteaba con sus amigas de la adolescencia por las gastadas caleyas de Requejo, en Mieres, cuando la Guardia Civil abría por primera vez sus puertas al ingreso de mujeres en igualdad de condiciones que los varones. Poco después, en septiembre de 1988, las primeras 197 guardias civiles entraron en la Academia de Baeza (Jaén) para formarse y un año después se incorporaron a sus respectivos puestos. Actualmente hay en España cerca de 7.500 mujeres vistiendo el reconocible uniforme verde del instituto armado. Entre ellas está Raquel Dopico. Esta mierense de 50 años lleva tres décadas de servicio y atesora una singularidad. Recientemente, ha sido ascendida al grado de suBoficial mayor, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar ese rango. Se trata del nivel más alto dentro de la escala de suboficiales.

Raquel Dopico.

Raquel Dopico. / David Montañés

"En mi casa se llevaron un disgusto cuando les comuniqué mi intención de preparar las oposiciones para el cuerpo", recuerda esta mierense. Aún no tenía 20 años cuando tomó la decisión. "Siempre tuve claro que quería ser policía". Una vocación sin modelo aparente, ya que su padre fue picador en el pozo Tres Amigos y su madre, por entonces, era ama de casa. "En aquellos tiempos, en Mieres, con tanto conflicto minero, la Guardia Civil se veía con cierto desapego. Además, ETA estaba aún en plena actividad, por lo que se puede entender que mis padres fueran un poco reticentes".

Raquel Dopico no titubeó y, tras cursar el bachillerato en el instituto Bernaldo de Quirós, entró en la academia de Baeza. Graduada en psicología clínica e integrante del equipo nacional de recorridos de tiro de la Guardia Civil, ha desarrollado su carrera profesional en la Comunidad Valenciana, siendo su primer destino Vinarós, Después, pasaría por Valencia, Sueca, Carlet, Peñíscola, la Vall d’Uixó, Benicássim y Castellón.

Imparable escalada

Su escalada en la jerarquía del servicio le cobró peajes personales, pero los pagó con gusto. "Este trabajo te demanda mucha movilidad si quieres ascender, pero a la larga es algo positivo, ya que no te acomodas y te enriquece". Desde luego, esta mierense ha progresado hasta romper barreras nunca antes superadas. Su reciente ascenso a suboficial mayor la convierte en una pionera: "La clave es que me encanta mi trabajo. Es muy gratificante poder decirle a una víctima que la persona que le ha hecho daño va a pagar por ello".

El trabajo de policía judicial ha sido la exigente especialidad elegida por Dopico para desempeñar sus funciones profesionale. Su constante promoción hasta alcanzar el grado de suboficial mayor, por muy natural que a ella le resulte, marca un llamativo avance en la igualdad de género: "Al principio percibías que a la gente le resulta raro encontrarse con una mujer de uniforme; y claro que he vivido situaciones de machismo, pero aquí, en la Guardia Civil, se valora a la mujer, cada vez más".

La distinguida suboficial mierense no vacila ni un segundo a la hora de aventurarse a recomendar su profesión a cualquier joven que tenga la aspiración de entrar en el cuerpo. "En la Guardia Civil puedes tener una cosa clara: "Se premia el esfuerzo y se antepone la capacidad a todo. Si te mereces ascender, nadie te lo puede impedir". También destaca que "tienes muchas posibilidades". "Si te gusta el trabajo policial, tienes una gran cantidad de especialidades". Ahora bien, Dopico demanda compromiso: "Una cosa que echo en falta de un tiempo a esta parte es algo más de vocación. Opositar con la simple motivación de acceder a un trabajo fijo para toda la vida no es lo ideal. Tienes que tener vocación de servicio y debe gustarte el trabajo".

Tras su último ascenso, Raquel Dopico está a la espera de destino. El regreso a Asturias aún no está en sus planes más próximos, pero después de casi 30 años lejos de casa empieza a valorar la posibilidad de un posible regreso: "Cada vez echo más de menos la tierra y confío en poder regresar en pocos años". De momento, se conforma con hacer escapadas a Llanes y a su Mieres natal. Durante sus visitas, no necesita recurrir a su talento investigador para detectar cambios sospechosos. "Quiero mucho a Mieres y la ciudad está cada vez más bonita, pero también se la ve más apagada que antes, con menos vitalidad". Y es que son muchos los que, como ella, han tenido que marcharse fuera para encontrar nuevos horizontes. En su caso ha llegado a confines nunca antes vistos.

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