Las trincheras de la "guerra del agua" de Langreo: la posible reducción del caudal del canal de Curuxera y sus consecuencias

Cadasa busca ganar "clientela" para afrontar sus inversiones y choca con Langreo, que pretende afianzar el control municipal del servicio

Confederación Hidrográfica afirma que solo se usa un tercio de la concesión del canal de Curuxera

El derribo de un acueducto en San Martín en 2009.

El derribo de un acueducto en San Martín en 2009. / Juan Plaza

Luisma Díaz

Los analistas de política internacional vaticinan que con el cambio climático buena parte de los conflictos del futuro tendrán como objetivo el control del agua, un recurso que será cada vez más escaso. En Langreo no es la primera vez que se desata una "guerra del agua" por el dominio y gestión de este servicio; desde los años 80 ya se han desatado varias polémicas al respecto. El conflicto conocido esta semana, por el cual la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) pretende reducir el caudal del agua de la concesión de Curuxera (Laviana) que explota el Ayuntamiento de Langreo, puede leerse desde dos puntos de vista.

Medio ambiente y normativa

El primero, más simple, el medioambiental. Desde la CHC se explicó ayer que en realidad Langreo utiliza "en torno a un tercio" de esta concesión, que data de 1956 y que le otorga un máximo de 1.000 litros de agua por segundo. Según Hidrográfica, "en cumplimiento de la normativa" debe proceder a "ajustar los caudales concedidos para satisfacer las necesidades reales"". Además, el Nalón cada vez sufre más para mantener su caudal ecológico y, al mismo tiempo, mantener la reserva de agua de los embalses de Redes, que dan de beber a buena parte del centro de Asturias y a la industria regional a través de Cadasa (Consorcio de Aguas de Asturias). Reducir el caudal de Curuxera implica ampliar el caudal del Nalón, un río que durante el verano prácticamente desaparece a su paso por Laviana (en 2020, incluso dejó de fluir durante varios días por un error en la captación).

Control de un servicio básico

El segundo punto de vista del conflicto es más prosaico y está en el control del agua, que es tanto un servicio de primera necesidad como un negocio. Cadasa, que gestiona los embalses –junto a EDP, esta última para generar energía–, alegó contra la decisión de CHC y pidió reducir todavía más los derechos de Langreo. A menos agua que gestionar en sus instalaciones –en Entralgo el Ayuntamiento langreano tiene una potabilizadora–, más agua sería necesaria que este concejo comprase al consorcio. Además, Langreo tiene firmados acuerdos con San Martín del Rey Aurelio para que este segundo municipio le compre el recurso, a priori a un precio más ventajoso que si la adquiriera a Cadasa. Con lo cual, y según afirma el gobierno de Langreo (IU), lo que se pretende es "cerrar el grifo" para que ambos municipios pasen a engrosar la lista de clientes de Cadasa.

Lo cierto es que el Consorcio de Aguas se encuentra en un complejo proceso de ejecución de cuantiosas inversiones. La construcción de cuatro grandes arterias para mejorar el abastecimiento en toda la zona centro del Principado tiene un coste de 242 millones de euros. El derribo de la vieja piscifactoría de Sobrescobio ya se ha iniciado, y en estos terrenos se prevé levantar la ampliación de la potabilizadora de la que beben 800.000 asturianos. Esta ampliación supondrá que Cadasa gestionará hasta un 31% más de agua, si bien la población de la región se mantiene estable o disminuye y el sector industrial cada vez optimiza más sus consumos. El pago de las inversiones saldrá de un posible aumento del precio –tal y como anunció justo antes de ser cesado el anterior gerente de Cadasa, Julio Pérez– y en la búsqueda de "nuevos clientes", es decir, que entren en el sistema más municipios, como sería el caso de Langreo, quinto concejo en población y aún con una fuerte industria, y San Martín, que ya compra agua, pero se vería obligado a aumentar la cuota.

Las trincheras de la "guerra del agua"

La zona de captación del agua del canal de Curuxera en el Nalón a su paso por El Condao (Laviana). / L. M. D.

El anterior gobierno de Langreo (PSOE), según denuncia el actual, había llegado a acatar una reducción del caudal del canal de la Curuxera, que pasaría de 1.000 a 240 litros por segundo. Un acuerdo del que no habrían sido informados el resto de grupos municipales, y que ahora se ha desvelado al intentar Cadasa reducir todavía más esta concesión. El problema con el que ha podido chocar ahora se encuentra en el cambio de gobierno local. En los últimos años, IU siempre se ha mostrado partidaria del control municipal de servicio y rechaza plenamente la reducción, que a medio plazo podría traer consigo una pérdida de la autonomía en la gestión y control del agua.

La respuesta de Hidrográfica

La Confederación afirmaba ayer que analizará las alegaciones y que "en el resultado de este procedimiento se tendrá especialmente en consideración la justificación que el Ayuntamiento de Langreo pueda aportar sobre los usos actuales del agua y de los previstos de forma realista en el concejo, de manera que se garantice una adecuada garantía de suministro". CHC subraya que en ningún caso "pueda estar en riesgo ningún desarrollo previsto en Langreo por falta de agua".

Otras "guerras" anteriores

Esta nueva "guerra del agua" no es ni mucho menos la primera que se desata en Langreo. A finales de los 70 y principios de los 80, el Ayuntamiento prefirió seguir gestionando con sus recursos el servicio. El abastecimiento de Langreo llega, además de por el canal de Curuxera (hasta 1.000 litros al segundo por ahora), por una segunda concesión de agua, también captada en Laviana y llamada El Raigosu (125 litros por segundo en este manantial). Fue tras esta etapa cuando se construyó la potabilizadora de Entralgo.

En 2004 se produjo una segunda "guerra", que acabó con la creación de Aguas de Langreo, empresa con un 51% de capital público y 49% de capital privado, por la que apostó el entonces gobierno socialista, con la oposición de IU. Ya en 2009, la tercera "guerra" se suscitó entre Langreo y San Martín, por el uso y cobro del agua del Raigosu. El conflicto no vería su fin hasta 2019, con la firma de una serie de acuerdos que siguen vigentes.

La postura del PSOE local

En la jornada de ayer, además, se conoció la postura del PSOE local sobre este nuevo conflicto. IU ha acusado a la anterior alcaldesa socialista, Carmen Arbesú, de dar el visto bueno a un acuerdo que reducía en una cuarta parte la captación sin informar de ello a los grupos de la oposición. En un comunicado hecho público por los socialistas de Langreo, los concejales afirman que su postura es "clara y cristalina" y que no es otra que "defender el patrimonio municipal de los langreanos". De esta forma, "los actuales ediles del PSOE" quisieron destacar "su trabajo a lo largo de los últimos años, pues siempre hemos y vamos a seguir estando en primera línea, luchando en defensa de los intereses" del concejo. "Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que se mantenga la concesión de agua", añadieron. PP y Vox ya habían mostrado su apoyo a las alegaciones.

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