Dando la lata

Tortugas

La extrema lentitud del desarrollo y ejecución de los proyectos más importantes de Mieres

Ricardo V. Montoto

Ricardo V. Montoto

Algo que no deja de sorprender, y frustrar, es la extrema lentitud. ¿Cuánto tiempo hace que se reclaman las pantallas acústicas en la autovía para amortiguar el ruido del tráfico a su paso por Mieres? No quisiera ser exagerado, pero igual llevamos un cuarto de siglo con el asunto. Y aún no están instaladas. Que no es pedir los cuernos de la luna, qué va, que son unos paneles muy comunes en otros lugares.

La velocidad de tortuga con que se acometió la urbanización de la Mayacina, aún incompleta, se contagió al Plan de Ordenación Urbana, a la reforma de Requejo, a Oñón, a Reicastro, al cuartel de la Guardia Civil, otra de esas obras interminables, y a tantos proyectos que acostumbran a difuminarse, menguar o hacerse eternos.

Exigimos bastante, proyectamos menos y consolidamos bien poco. Y así nunca iremos muy lejos.

Ha costado, pero finalmente se concluyó la peatonalización del entorno del mercado de abastos. Bravo. Ahora hay que darle vida, porque es anormal y preocupante que buena parte de los locales que circundan esa plaza estén cerrados. Una obra ha de tener un sentido. Que de sinsentidos ya vamos sobradamente servidos, y no es necesario insistir más en ellos.

Por cierto, que me está dando la sensación de que el asunto de la limpieza de calles, que comenzó a mejorar tras tantos años de desolación, se nos está viniendo abajo.

Quizá sea que los mierenses somos muy tenaces en el ensuciado de los espacios públicos y no hay servicio, público ni privado, capacitado para contrarrestarlo. De la mierda de perro ya está todo dicho, pero seguimos igual, o sea, mal.

Que sí, que vivimos en un sitio estupendo que podría ser mucho mejor con algo de determinación y sentido común, tanto que sería posible que los mierenses dejasen de emigrar a Gijón, nuestro segundo destino (el primero es el cementerio de La Belonga) y, por qué no, ganar atractivo para nuevos residentes.

Pero, entre otras cosas, creo que deberíamos cambiar el paso. Así, como la tortuga, no llegamos.

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