Tras la estela de Luke Littler: este es el "guaje" mierense que siempre da en la diana

Eric Ortiz sorprende tras quedar cuarto con solo 10 años en un campeonato nacional de dardos y lograr patrocinio chino

Eric Ortiz, durante un entrenamiento. | D. M.

Eric Ortiz, durante un entrenamiento. | D. M. / David Montañés

El deporte de los dardos exige firmeza en el brazo y una enorme fortaleza mental. Además, es proclive al amparo de la nocturnidad y hay quien asegura que se juega mejor con una pinta de cerveza en la mano libre. Todo ello, al menos en teoría, aleja este juego del corto brazo de los niños.

El joven jugador, tercero por la derecha, con miembros de su equipo.

El joven jugador, tercero por la derecha, con miembros de su equipo. / David Montañés

Estas acotaciones se volatilizaron el pasado enero, cuando el joven inglés Luke Littler se quedó al borde de proclamarse campeón del mundo con tan solo 16 años. Durante unos días, todo Occidente puso el foco en "The Nuke" (misil nuclear), como es apodado esta nueva estrella del deporte. Un mierense apunta una precocidad que también llama la atención, aunque, de momento, lo hace desde un anonimato que los expertos intuyen que puede durar poco. En su caso, también se ha quedado cerca de alcanzar lo impensable. Con 10 años recién cumplidos quedó cuarto en el último campeonato de España sub-16, asombrando a aficionados y profesionales. Ya está patrocinado por una de las marcas más importante de la actividad, la china Cuesoul. Con sus 139 centímetros de altura, juega los torneos de adultos.

Eric Ortiz está despuntando en un deporte de adultos con un pulso impropio de un niño. Empezó a jugar con cuatro años, en el bar que sus padres regentaban en Ujo: "Le poníamos un taburete para que pudiera lanzar", recuerda su padre, Pablo Ortiz, el principal referente del club Pika, que hace dos años se proclamó campeón de España por equipos en el torneo organizado por Phoenixdarts, una de las grandes marcas de referencia de este deporte. El conjunto mierense se impuso tras superar un cuadrante que arrancó con 256 equipos de todo el territorio nacional.

El pequeño Eric ya juega con los "mayores" en el potente equipo mierense. Lo hace con una destreza y aplomo que sorprenden hasta a los profesionales: "Hay que tener en cuenta que aún juega con la desventaja de la altura, ya que tener la cabeza por debajo de la diana perjudica enormemente", apunta Borja Oviaño, integrante del equipo y entrenador de la joven promesa.

Las cualidades de Eric Ortiz quedaron refrendadas en el último campeonato de España. Durante la competición cumplió 10 años, por lo que saltó de nivel y se vio obligado a competir en la categoría de hasta 16 años. "Le sacaban todos la cabeza", apunta su padre. Pero lo que se disputaba en Estepona (Málaga) no era un torneo de baloncesto, por suerte. Contra todo pronóstico, acabó cuarto. "Al final le pasaron facturas los nervios, ya que se pone un poco tenso cuando compite. No podemos olvidar que es un niño", señala su entrenador.

Nuevos retos

Eric Ortiz ya tiene la vista puesta en la próxima cita nacional, que se celebrará muy posiblemente en otoño: "Entreno todos los días una hora. Por eso soy mejor que mi madre, que no entrena casi nada, y pronto ganaré a mi padre", afirma el pequeño con la naturalidad propia de su edad.

Eric Ortiz estudia en el colegio de Ujo y sabe que lo prioritario es sacar buenas notas. Sus padres no tienen queja de su esfuerzo. En cuanto a los dardos, su pericia no deja de asombrar. "Los dardos son un cincuenta por ciento puntería y un cincuenta por ciento estrategia, por lo que no es sencillo para la mente de un niño", subraya Borja Oviaño. De momento, este pequeño mierense ya tiene cierta fama en China. En su camiseta luce un patrocinio que llama la atención. La firma Cuesoul lo ha incorporado a su libro de jugadores. "Lo que hizo en el campeonato de España fue increíble y llamó mucho la atención", reconoce Pablo Ortiz.

La mayoría de amigos y compañeros de clase de Eric juega al fútbol o al baloncesto. Gracias a él saben que existe el deporte de los dardos: "No saben jugar, pero les gustan las medallas que gano", explica. Para él, jugar con adultos es algo que afronta con naturalidad, le divierte entrenar con los "mayores", aunque reconoce que prefiere competir con los "pequeños". "Porque gano", explica sin ambages. Lo curioso es que los "pequeños" tienen cinco años más que Eric. Luke Littler le ha ensañado el camino para apuntar sin que la falta de experiencia sea un lastre. Aún es pronto para ponerle un sobrenombre tan ostentoso como "The Nuke", pero el "guaje" de Mieres va como un cohete.

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