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Siete leguas

Mario Antuña

Por lo segao

Uno de los principales mandamientos asturianos recomienda caminar siempre por lo segao. No pisar la hierba alta, que además de estropearse deja una huella de paso, un rastro a seguir para encontrar al caminante que deberá hacer frente al daño causado. La vacuidad de la sociedad en la que vivimos, en la que los límites del bien y del mal se diluyen hasta desaparecer, es proclive a olvidar este mandato. Así nos enfrentamos a continuos casos de agresiones, como a la sufrida por un joven camarero en Gijón golpeado en la cabeza con una baldosa, o los abusos y ataques sexuales a jóvenes menores o adultas en fiestas y espacios de ocio. No parece haber límites porque no han sido impuestos. Falla de base la educación familiar, si es que las familias tienen educación. Sobra esa sensación de impunidad, la creencia de que todo vale en la diversión o la frustración, de que nunca habrá consecuencias. Y cuando hay que hacerles frente, muchas vidas se truncan. Para ir por lo segao, primero hay que aprender el camino.

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