Pablo G. García es "Pablo und Destruktion", cantautor y escritor, nacido hace 36 años en el barrio de La Arena de Gijón. Comenzó a estudiar Veterinaria en Lugo y, a los tres años, se cambió a Audiovisuales en la Universidad Carlos III de Madrid. Vive en un pueblo de Piloña y trabaja como profesor mientras sigue creando. Poco antes de que estallase la epidemia de coronavirus, en febrero pasado, presentaba su quinto disco, "Futuros valores", en cuya promoción se anunciaban "canciones que resuenan como manifiestos", y a su autor como "una versión contemporánea de Imanol, Paco Ibáñez o Chicho Sánchez Ferlosio". Además de su obra musical, es autor de la novela "La bestia colmena", donde su protagonista, Pablo Under Construction, lucha por restaurar la libertad y librar a la humanidad del animal infernal que está devorándola. Se vendió como una "novela-profecía"...

Pablo und Destruktion Jesus Miguel Muel de Dios

Emboscado en el apocalipsis

Estaba en Berlín, ciudad muerta y resucitada, legendaria frontera entre los dos grandes relatos del siglo XX, y se le ocurrió ponerse de nombre artístico "Pablo und Destruktion" (Pablo y la destrucción) porque él siempre se había sentido "muy cenizu" y quería narrar eso que veía, "la grieta en el percal": la destrucción del mundo analógico del ayer y su desagradable reemplazo por el mundo digital del mañana/hoy, una metamorfosis en la que el loco del pueblo renacía como el imbatible trol de las redes sociales; un desagradable cambalache con el que el capital estaba reemplazando lo natural por su artificio, el amor por Tinder, los amigos por Facebook y los conciertos por Youtube. Pablo und Destruktion ya tenía el pálpito de que, de un momento a otro, se iban a torcer las cosas. Porque la vida empezaba a ser todo emergencias y miedo. "De la emergencia feminista de Irene Montero a la emergencia climática de Greta, poco a poco el miedo se fue imponiendo y entramos en la cultura de la hipervigilancia y el espanto". Pues nada, que de tanto pedirse y cantar al apocalipsis, al final apareció el bicho viral y el acabose se consumó.

-Esto es una crisis de cosmovisión. Ya no vamos a ver las cosas igual. ¿O soy yo el único que al ver las películas se extraña de que los actores no lleven mascarilla?

Así que ahora, metidos en el fin del mundo, o casi, Pablo contempla la destrucción, es de decir, "cómo todo va en la dirección de concentrarse en grandes corporaciones globales, sean chinas o norteamericanas, y, a la vez, van reduciéndose todo tipo de soberanías, las nacionales, pero también las personales".

Así que Pablo, emboscado, de camuflaje, como lo retrata Muel, va a tratar de seguir contando. Con la certeza de que "el único que no se debilita es quien logra ser soberano de sí mismo".