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Impedimenta continúa su recuperación de la obra de Lem con "Fábulas de robots", estimulante selección de cuentos conectada con "Ciberíada"

Stanislaw Lem.

Stanislaw Lem. / Reuters

Franco Torre

Franco Torre

Al rey Boludar le perdió la curiosidad. Afanoso coleccionista de singularidades cósmicas, Boludar no cejó hasta incorporar a sus posesiones la rareza definitiva: un "Homo antropos" vivo, un ser biológico al que denominaba Paliducho. Aquel engendro se convirtió rápidamente en la gran atracción de la corte de Boludar, despertando la curiosidad de sus súbditos y, también, de la princesa Electrina, la hija del rey. La joven se acercó a la jaula en la que Boludar había recluido a Paliducho, quien logró con artimañas que la princesa le diese su más preciado bien: la llave con la que, cada noche, daban cuerda a su entendimiento. Sin ese artilugio, Electrina quedó sumida en un sueño perpetuo.

La historia de Paliducho, Boludar y Electrina es una de las "Fábulas de robots", libro de relatos de Stanislaw Lem afortunadamente recuperado por la editorial Impedimenta en su esfuerzo por ordenar, resituar y, en definitiva, reivindicar la obra del escritor polaco. Se trata de una selección de cuentos, escritos con el tono y la estructura de los cuentos de hadas o de las fábulas, pero protagonizados por seres cibernéticos ambientados en galaxias lejanas y mundos extintos. Pese al carácter robótico de los personajes, en los cuentos no faltan reyes y princesas, monstruos y magos, dragones y paladines.

También hay villanos, claro, y a menudo son seres biológicos como el indigno Paliducho. Porque aquel "Homo antropos" no tardó en revelar que era el responsable del sueño sin fin de Electrina. Chantajeó al rey, asegurándole que, si no le liberaba, no le daría la llave que podía despertar a la princesa. Boludar accedió, le sacó de su jaula y puso una nave a su disposición. Nada más que se sintió a salvo, y justo antes de emprender el viaje interestelar que pondría fin a su cautiverio, Paliducho gritó al rey: "¡Aquí está la llave! Me la llevo para que tu hija jamás se despierte, y así me vengaré por la humillación de convertirme en el hazmerreír de tus súbditos al encerrarme en la jaula de hierro".

En las "Fábulas de robots" no hay asomo de moraleja. En todo caso, lo que reina es una fina ironía, y cierto pesimismo existencial que emerge al relatar el amargo destino de urbes y planetas legendarios como Crionia o Argentio. Este último, junto con todos sus habitantes, será martirizado por una sucesión de monstruos enviados por los antiguos creadores de los argentios, unos seres "salidos del mar" que persiguen a los robots rebeldes por todo el universo, condenándoles a la destrucción por su desobediencia. "El cosmos es infinito y sin fronteras, y tampoco tiene límites su odio, y cada día, cada hora, puede alcanzarnos".

Boludar, en cambio, no se rindió ante el aciago destino de su hija. Puso precio a la cabeza de Paliducho, y prometió la mano de Electrina y el trono mismo a aquel que lograse recuperar la llave del entendimiento de la princesa. Acudieron a la llamada los más grandes héroes de la galaxia, pero todos fracasaron en su búsqueda.

Para esta edición de "Fábulas de robots", Impedimenta ha acudido a la traducción clásica de la obra al español: la de Jadwiga Maurizio, realizada directamente del polaco y publicada originalmente por Bruguera en 1981. Prolífica traductora de Lem, Maurizio es además una figura sumamente interesante, que ha sido objeto incluso de algún estudio académico ("La mujer traductora y su visibilidad en la traducción editorial (Estudio aplicado a Jadwiga Maurizio, traductora de Stanislaw Lem al castellano)", trabajo fin de grado de María Inmaculada Lluch Tornero).

Maurizio, que emigró a España junto a su marido en 1942, acumuló experiencia como intérprete antes de dedicarse a la traducción. Es a partir de la década de 1970 cuando comienza a traducir a Lem para la editorial Bruguera. Gracias a su labor, el público español trabó contacto con obras clave en la producción del polaco, como esta "Fábulas de robots", pero también "La investigación", "La fiebre del heno", "Un valor imaginario" (también conocida como "Magnitud imaginaria") o "Ciberíada".

Con estas dos últimas obras, "Fábulas de robots" guarda estimulantes conexiones. Respecto a "Un valor imaginario" / "Magnitud imaginaria", selección de prólogos de libros imaginados, está esa misma premisa de revisar en clave irónica, incluso subvertir, los géneros literarios, así como su condición de complemento respecto a otras obras del autor. Eso nos lleva a "Ciberíada", que conecta directamente con "Fábulas de robots" a través de los constructores Clapaucio y Trurl, protagonistas de los últimos relatos del volumen. Un título, "Ciberíada", mayor en la producción de Lem y que aún no ha sido objeto de recuperación por parte de Impedimenta, aunque viendo el proceder de la editorial con "Vacío perfecto" y "Magnitud imaginaria", no parece aventurado ilusionarse con una pronta edición de aquella obra.

El último guerrero en partir en busca de Electrina fue Erg Autoexcitador. Tardó un año y seis domingos en volver, tras completar una prodigiosa epopeya cósmica. No fue en vano: volvió con la promesa de la muerte de Paliducho, la llave que devolvió la razón a la princesa y una fabulosa historia que pronto se convertiría en leyenda. También con un secreto, que jamás reveló: que en realidad nunca hizo tal viaje. Erg no era un guerrero, sino un fabuloso cerrajero que esperó pacientemente, durante un año y seis domingos, hasta que el resto de los competidores por el trono y la mano de la princesa hubieron fracasado. Solo entonces reapareció para devolver el entendimiento a la princesa. Reinó durante muchos años y, pese a la artimaña que ejerció para hacerse con el trono, fue un gran gobernante.

EL PROFESOR

EL PROFESOR / LEM

Fábulas de robots

Stanislaw Lem

Traducción de Jadwiga Maurizio

Impedimenta, 200 páginas, 20,95 euros

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