La ficción, la lucha y la vida

"Los elegidos" es uno de los libros más personales de Nando López. Y, señala, "seguramente el que mejor resume la literatura en la que creo y que, como autor y lector, necesito. Porque en ese viaje al pasado, donde Historia y ficción van de la mano, he encontrado los motivos para seguir escribiendo en este presente que a ratos no sabe soñarse futuro". Conozcamos mejor a los protagonistas: Asun y Santos "se conocen una noche de 1950 en el tablao madrileño donde ella canta copla. Desde ese momento, comparten una historia de amor y lucha nada convencional basada en la admiración mutua, con la que sustituyen un deseo imposible y ambos acaban sumándose a la rebelión que, desde la poesía, el teatro y el cine, levantará la voz contra la dictadura entre el 54 y el 56, justo cuando los homosexuales como Santos fueron considerados criminales en la Ley de Vagos y Maleantes".

Los protagonistas, indica, "al igual que todos los que eligieron pelear contra el fascismo, son ‘los elegidos’. Del mismo modo que lo son los cinco libros que Asun y Santos esconden bajo su cama y que estructuran tanto su vida íntima como las páginas de esta novela, en la que he trabajado los últimos siete años con toda la pasión y el rigor posibles. Ambos impulsos –el amor por las vidas que narra y la voluntad de ser fiel a los hechos históricos que la atraviesan– han sido el motor de un libro que nació cuando comenzaron a llegarme testimonios de lectores que querían compartir conmigo cómo habían vivido la persecución, la cárcel y la clandestinidad en esos años".

De sus palabras surgió su necesidad de "construir esta historia que reivindica la ficción como vehículo necesario no solo para emocionarnos sino también para seguir construyendo una memoria histórica que, en casos como el de la memoria LGTBI+, aún hoy es insuficientemente visitada". Pero en las razones que le impulsaban residía también "su mayor dificultad: debía combinar la ingente documentación recopilada con la creación de personajes complejos y vívidos que encarnaran su lucha y nos permitieran enamorarnos de ellos y de su peripecia. En esa búsqueda encontré a Santos, el bibliotecario que emplea su trabajo en el Ateneo como coartada, a Asun, la joven que ve en él un modo de huir de una vida que se le hace pequeña, así como a Miguel y Alonso, los dos jóvenes que alquilan una habitación en su piso de la calle Bordadores y con los que nace una relación para la que ninguno de los cuatro tiene un nombre y que, sin embargo, sí se atrevieron a inventar". En su desafío a lo establecido "resuenan todas las voces beligerantes que nos han precedido y que han cuestionado muros y prejuicios. Hombres y mujeres devorados, como lamenta Santos, por la anonimia de una Historia a menudo ingrata, pero a quienes la literatura nos permite recuperar, otorgándoles hoy el protagonismo que merecieron siempre".

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