Arte

Metafísica del espacio y la materia

Avilés celebra el centenario de Eduardo Chillida en la Casa Municipal de Cultura

Vista general de la exposición.

Vista general de la exposición. / .

Luis Feás Costilla

Luis Feás Costilla

Es Avilés, y no Gijón, la ciudad asturiana que oportunamente celebra el centenario del nacimiento de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), uno de los grandes escultores universales del siglo XX. Ya anteriormente lo había acogido en tres exposiciones colectivas, dos de ellas póstumas, mientras que en Gijón, donde en 1990 colocó uno de sus monumentos más celebrados, el "Elogio del horizonte", hizo una individual en vida, procedente de la Calcografía Nacional, en 1991, participó en la colectiva dedicada a los "Príncipes de las Artes" en la Feria de Muestras de 2000 y se le dedicó otra en 2018 con las fotos del proceso de montaje e instalación del monumento del Cerro de Santa Catalina tomadas por su amigo Jesús Uriarte. En Oviedo sólo se ha organizado hasta el momento una exposición dedicada a su memoria, también póstuma, celebrada simultáneamente en el Banco Sabadell Herrero y el edificio histórico de la Universidad, en 2004.

En la obra escultórica de Chillida son fundamentales dos dimensiones no convencionales, el espacio y el tiempo, que para la física de la relatividad se reducen a una sola, algo que contradice el pragmatismo vital pero es secundado por la metafísica de filósofos contemporáneos a Einstein, no tanto el francés Henri Bergson como el alemán Martin Heidegger. A este último, que tuvo un conocimiento deficiente del arte de su tiempo, al que probablemente consideró "degenerado", le favoreció sobremanera el contacto con un escultor tan consciente de su práctica artística como el donostiarra, con el que realizó la publicación "El arte y el espacio" (1969), con texto y manuscritos suyos y litografías-collage de Chillida, en la que compartían conceptos como el del "ser" y el "estar-ahí" (en alemán, Da-sein, con guión), esto es, el señalamiento del lugar para habitarlo, tan importante para Chillida desde que forjó "Ilarik" (1951).

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Escultura de Chillida en la muestra avilesina. / .

Se trataba de reflexionar sobre la "relación del espacio con el acontecimiento", para lo que era necesario "reconocer antes el origen del espacio desde lo propio del lugar", también del territorio. La dimensión espacial de lo artístico no sólo afecta a la propia obra de arte, sino a su situación en el espacio y en la naturaleza, al espacio del "entre", como diría Heidegger, al "redondo alrededor", según Chillida, lo que sería desarrollado al máximo por artistas de la siguiente generación, la del "campo expandido" y el land-art. De ahí que uno de los mejores y más ambiciosos proyectos de Chillida, afortunadamente irrealizado, sea un site-specific, que quería vaciar la montaña de Tindaya, en Fuerteventura.

También compartieron el concepto de "vacío", hasta entonces inédito en Heidegger, pero que a Chillida le acabaría enfrentando con el otro gran escultor vasco del momento, Jorge Oteiza. Sus consideraciones abstractas en torno al vacío son en realidad muy diferentes de las de Chillida, pero con soluciones formales parecidas, lo que provocó un penoso distanciamiento entre ambos gigantes que sólo la proximidad de la muerte ayudó a atajar. Para Chillida, el vacío es acogedor, un "lugar de encuentros" acotado por límites, que fomenta la convivencia y permite habitar el entorno, en obras públicas tan destacadas como el "Peine del viento" (1977) de San Sebastián o la "Gure Aitaren Etxea" de Guernica (1987). Son piezas sublimes, y que por tanto suspenden el tiempo y el espacio, lo que en cierto sentido explica el prejuicio absurdo e inútil de Chillida contra la dimensión estética y la belleza, él que realizó tantas piezas delicadas, ingrávidas y hermosísimas.

La exposición de la Casa Municipal de Cultura de Avilés se titula "Construir el espacio", pero paradójicamente se articula en torno al lenguaje de los materiales, lo que sólo se puede explicar si se tiene en cuenta que la materia es otro de los principios fundamentales de la metafísica y que Chillida entendía que "el espacio es una materia muy rápida, o bien la materia es un espacio muy lento". Comisariada por la doctora (que no en medicina) Alicia Vallina, con un montaje bien adaptado al espacio de la sala por Ramón Isidoro, está integrada por quince piezas, todas ellas procedentes del Chillida Leku de Hernani, y permite apreciar la "peregrinación de las formas" del escultor vasco, sus "metamorfosis del espacio", como diría Octavio Paz.

CHILLIDA AVILÉS   Gravitación 1992

«Gravitación», collage sobre papel (1992). / .

Hay esculturas en bronce, piedra, hierro y alabastro (esos "bloques de transparencia en donde la forma se vuelve espacio", en palabras del poeta mexicano), así como dibujos a tinta (sus imprescindibles "Manos") y collages sobre papel, como sus preciosas "Gravitaciones", que son en realidad frágiles esculturas. También una pieza en tierra chamota, de una densidad y un peso sorprendentes. A Chillida lo que le preocupó primordialmente es la correlación entre lo tridimensional "hueco" y lo tridimensional "pleno", con los volúmenes exteriores como guía segura "para llegar a conocer, al menos en su espíritu, espacios ocultos". Pero su trabajo se puede ordenar efectivamente según la incorporación sucesiva de materiales como el hierro (1951), el acero (1959), la madera (1961), el alabastro (1965), el siempre ingrato hormigón (1972) o la terracota (1973), si la lectura que se quiere hacer es exclusivamente formalista.

Construir el espacio 

Eduardo Chillida

Casa Municipal de Cultura de Avilés, plaza Domingo Álvarez Acebal 2, Avilés. Hasta el 3 de marzo

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