Tinta fresca

Juego de tronos y troyanos

Basilio Trilles convierte en thriller histórico el pacto de Juan de Borbón y Franco para que reinase Juan Carlos I

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Tino Pertierra

Tino Pertierra

Basilio Trilles convierte la infeliz niñez de Juan Carlos I entre 1946 y 1948 en material narrativo para su novela "El príncipe que no quería ser rey" cuando Juan de Borbón piensa que su hijo –que insiste en que no quiere heredar el trono algún día– puede ser el Caballo de Troya que devuelva la Corona a España en poco tiempo, con él como legítimo sucesor de su padre, Alfonso XIII. Y qué mejor camino que pactar con Franco...

Trilles usa el formato de thriller para ensamblar realidad y ficción a partir de la misión imposible de Letizia, una agente española de la CIA que regresa a Europa para ajustar cuentas en Madrid y cercenar ese pacto con Franco. Todo en un escenario convulso del mapa europeo tras la II Guerra Mundial y la decisión de los Aliados de no tomar partido en la política española: tener a Franco como muro de contención contra el comunismo les venía muy bien. Letizia se mete un avispero de negros intereses y mientras viaja entre París, Bruselas y Lausana se ve amenazada por la red nazi de espías al servicio de los norteamericanos, que no tienen el control total sobre algunos de sus integrantes más fanáticos. Ahí aparece la figura del teniente Amado Granell, el oficial español que liberó París, y ahora enlace entre el líder socialista Indalecio Prieto y Juan de Borbón. Misión que Granell había iniciado con Largo Caballero, hasta el fallecimiento de éste meses después de ser liberado del campo de concentración de Sachsenhausen.

El teniente Granell era un héroe español admirado por el mismísimo general Leclerc, y que trabajó para alcanzar un acuerdo entre socialistas y monárquicos para tumbar el régimen de Franco e instaurar una monarquía parlamentaria con la ayuda de los aliados. Trilles, reconocido especialista en la figura de Granell, aprovecha para reivindicar su destacado papel en la Historia menos conocida, a partir de una gran investigación y documentos de puño y letra del propio oficial sobre lo que ocurrió.

El "casting" de personajes es impresionante: Pedro Urraca, policía franquista colaborador de la Gestapo y las SS durante la ocupación nazi de París y después agregado en la embajada española en Bruselas; el modisto Cristóbal Balenciaga; la Reina Eugenia de Battenberg "Ena"; María de las Mercedes, madre de Juan Carlos I, Pedro Sainz Rodríguez, José María Gil Robles, Eugenio Vegas Latapié, el general Antonio Aranda, el entonces comandante Gutiérrez Mellado, el primer ministro portugués Oliveira Salazar o Arturo Matas, millonario catalán exiliado en París.

De ser una película –material hay de sobra– estaríamos viajando a Boston, Washington, Melilla, Madrid, Bruselas, París, Estoril, Múnich, Lausana o Friburgo para avanzar en los intrincados callejones de la Historia de la mano de este thriller sin arritmias y con mucha adrenalina literaria, que deja para el final una sorpresa de altura.

Imagen Captura

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El príncipe que no quería ser rey

Basilio Trilles

Almuzara, 304 páginas, 19,95 euros

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