Primero habló Aníbal, el entrenador del Siero. El resultado (5-0) había sido tan contundente que prácticamente los compañeros de la radio le suplicaron una frase para tener un corte. Poco después llegó Juanma Castañón, el técnico del Avilés. Lo hizo acompañado de Olmo Maroto, su segundo de a bordo, y de Lorena Ramos, la fisioterapeuta del equipo. Apenas había empezado a hablar el técnico lenense cuando estalló la celebración.

Por detrás aparecieron los jugadores avilesinos. Con botellas de agua, llevaron la celebración que vivieron pocos segundos antes en el vestuario a la sala de prensa del Román Suárez Puerta. Empaparon a sus técnicos, le vitorearon y les jalearon. Fue la nota feliz a una temporada, de nuevo compleja para el Real Avilés, que sufrió mucho para asegurarse su estancia en la cuarta categoría del fútbol español. Si bien lo logró con una jornada de antelación con respecto a la anterior temporada, ya que el año pasado sufrió hasta la jornada final para asegurarse la permanencia.