Honor y gloria para Gallego. Él y sus muchachos, sus muchachos y él, ya han conseguido a mediados de marzo la permanencia. Hay que cambiar de objetivo. Perogrullada porque ya se sabía hace jornadas que el Sporting va en serio. El triunfo ante el Mallorca solo viene a confirmar varios asuntos. Uno es que el míster tiene más de un plan en su libreta, que empieza a ser mágica. Esto se lo permite haber logrado contar con un fondo de armario más amplio del que tenía a principios de temporada por eso de las fichas profesionales.
También ayuda, por ejemplo, la llegada de Campuzano. El ojito derecho dejó buenas sensaciones en su estreno como titular y tiene pinta de que puede jugar en todo el frente de ataque sin problemas. Luego está lo de las lesiones, que más o menos están respetando a la tropa. Y los del “covidgate” van recuperando fuelle. Encima, alguno como Javi Fuego cierra bocas a los que ya lo querían mandar a cultivar aguacates.
El técnico, rabiado por eso de que haya quien le afee que el juego del equipo sirve de somnífero, sacó todo el muestrario de lujo. La apuesta le salió bien. Galleguismo “rules”: el galleguismo manda. El galleguismo mola. El galleguismo está de moda
Con estos mimbres y la mochila de puntos que tienen Gallego y sus boys, el catalán se pudo permitir salir con los jugones a plantar cara al Mallorca. El técnico, rabiado por eso de que haya quien le afee que el juego del equipo sirve por momentos de somnífero y que solo vive de los zarpazos de Djuka, sacó todo el muestrario de lujo. La apuesta le salió bien, de cine. Y si hubiera salido mal no habría pasado nada: el Mallorca es el líder, invicto a domicilio, con un límite salarial de Primera y tal y tal... Poco (o nada) más se le puede pedir. Galleguismo “rules”: el galleguismo manda. El galleguismo mola. El galleguismo está de moda. Y que dure, dure, dure...
