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Los secretos del Liberbank Oviedo Baloncesto: las claves de un éxito inesperado

Jugadores jóvenes, defensa y reparto de roles, cimientos de un OCB que, contra todo pronóstico, jugará por el ascenso

Los jugadores del Liberbank Oviedo hacen piña tras una victoria. A la derecha, Natxo Lezkano da indicaciones durante un partido Julián Rus

Ni el aficionado más optimista hubiera creído al principio de la temporada que el Liberbank Oviedo Baloncesto estaría clasificado para el grupo de ascenso a falta todavía de tres jornadas para terminar la primera fase. Con un equipo confeccionado a base de apuestas, casi sin jugadores contrastados, el conjunto dirigido por Natxo Lezkano no solamente ha mostrado una gran regularidad, sino que ha sido capaz de ofrecer momentos de gran juego.

El propio entrenador anunció tras la victoria ante el Cáceres que ahora tocaba ser más ambiciosos. Es difícil pensar en el Liberbank como un candidato a subir a la ACB, pero es hora de disfrutar sin la espada de Damocles del descenso sobre la cabeza. Disfrutar de un equipo que ha sabido construirse con jugadores con hambre, que tiene repartidos bien los roles, que se sacrifica en todo momento y que ha demostrado una gran mentalización. Estos son los ingredientes del éxito más inesperado del Oviedo Baloncesto, cocinados por un técnico experto y de pedigrí. El único pero, que la fiel afición no se pueda reunir en Pumarín por la pandemia.

A falta de dinero, jóvenes con hambre

El recorte presupuestario, obligado por la pandemia, supuso un mazazo para el club, acostumbrado en las últimas temporadas a optar a jugadores con caché en la categoría. Ante la imposibilidad de acceder a hombres contrastados, el cuerpo técnico apostó por jóvenes con proyección, muchos de ellos en su estreno profesional y llegados de la competición universitaria estadounidense. Un riesgo que el OCB tomó ya en el pasado con buenos resultados, que se han repetido ahora. Arteaga y Saúl hacen de contrapunto.

Harald Frey durante el partido del Oviedo Baloncesto ante el Tizona Burgos Miki López

La defensa, el primer mandamiento

El primer mandamiento de Lezkano es claro: construir un equipo sólido y comprometido con el esfuerzo defensivo. Constante en todos los minutos y en todos los partidos. Kabasele y Norelia, con su físico explosivo, añaden protección de la canasta y cubren mucho espacio. Aparte está el trabajo táctico de cada partido, que ofreció por ejemplo el curso de defensa sobre el bloqueo y continuación de Dani Rodríguez en la gran victoria en Palencia.

Kabasele trata de taponar a Smith durante el Palencia-Oviedo Baloncesto Víctor Quintana

Equilibrio de tareas y un líder emergente

Otra de las tareas primordiales del entrenador vizcaíno ha sido la de repartir los roles según las características y el nivel de sus jugadores. Todo elemento de la plantilla tiene una función, y la clave, ante la falta de estrellas, es el equilibrio: todos aportan y ninguna ausencia es dramática. A Lezkano no le tiembla la mano para sentar a su jugador de más calidad, Elijah Brown, si su lectura de juego no es la más correcta. En las últimas jornadas ha emergido el joven base Speight como el líder en la cancha.

Speight, presionado por Dani Rodríguez durante el Palencia-Oviedo Baloncesto Víctor Quintana

Fuerza mental para superar los baches

Pocos equipos pueden salir indemnes de una derrota tan increíble y embarazosa como la que sufrió el OCB en Coruña, donde se las apañó para perder un partido que ganaba de 7 a falta de 53 segundos. El vídeo de ese disparatado tramo final circuló por toda España, pero la plantilla supo rehacerse y, en general, ha demostrado en todo momento una gran fortaleza mental, siendo capaz de superar los momentos más difíciles. Sólo en Cáceres dejó de competir.

Los jugadores del Liberbank Oviedo Baloncesto celebran una canasta en Palencia Víctor Quintana

El grupo mejora de la mano de Lezkano

Una semana le duró a Natxo Lezkano el bajón de comprobar que el presupuesto no le daba para hacerse con ninguna de sus prioridades para los puestos claves. Una vez concienciado, el propio entrenador vizcaíno ha sido el primero en contagiar al club de optimismo, convencido de que se había confeccionado un equipo competitivo y con ilusión. Su magisterio y su experiencia han sido básicos para sacar petróleo de una plantilla señalada al principio de temporada como una incógnita.

Natxo Lezkano corrige a Kabasele durante un entrenamiento Oviedo Baloncesto

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