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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el VIII día de la crisis del covid en el Sporting: Otra vergüenza nacional

La gestión que el club rojiblanco ha hecho del brote de covid está a la altura del descenso del 98 o del vídeo con cámara oculta

Un operario, en labores de desinfección de Mareo Juan Plaza

En un rápido ejercicio de memoria son pocos los eventos, hechos y sucesos vinculados con el Sporting que en los últimos veinte largos años hayan “pegado” duro al otro lado de la Variante. Así, a vuelapluma, puede destacarse aquel descenso infame de 1998 que durante mucho tiempo fue de récord en Europa por su rapidez.

Tampoco estuvo mal aquel episodio del vídeo con cámara oculta de Canal Nou en el que, para mostrar las vergüenzas del fútbol español, los dirigentes del Sporting se desnudaron (no literalmente) y explicaron lo que era para ellos el fútbol (un deporte en el que se podían comprar partidos) y el club rojiblanco (un palco en el que hacer buenos negocios). Algunos seguro que se acuerdan. También del nombre de los protagonistas de la cinta.

El último gran evento, luctuoso suceso, fue la muerte de Quini, de la que dentro de unas semanas se cumplirán tres años. No habrá funeral, ni de Estado, como aquel. Pero la figura de Quini era una herencia que recibieron los dueños de la SAD una vez que se privatizó el fútbol.

Ahora al Sporting le ha tocado vincular su nombre al del covid. A la propiedad no se le puede culpar de la irresponsabilidad de algunos de los suyos. Hay contagios a diario en todos los ámbitos. Pero sí de haberla pifiado con el control de daños. No todo lo justifica la Protección de Datos. No hay ley que salve al club de esta vergüenza. Ya van muchas. Y esta no puede salir gratis. A nadie.

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