El Almería se ha sumado a la lista de agraviados por el VAR y por los errores de los antaño tachados de sospechosos habituales. Lo ocurrido en el partido ante el Leganés, con un penalti pitado en contra en el minuto 100, ha empujado a la propiedad del club andaluz a exigir por el canal reglamentario los audios de lo que sucedió entre la sala del videoarbitraje y el colegiado que estaba a pie de campo.
Desde los países árabes se pide luz y taquígrafos a la Federación de Luis Rubiales, amo y señor del colectivo. El jeque que le ha tocado en suerte al Almería debe de ser muy aficionado al cine, ya que da la sensación de que piensa que la democracia ha crecido sin control por el viejo al-Andalus. No, hijo, no. Aún quedan núcleos irreductibles, y no precisamente la aldea gala de Astérix y Obélix, en la que no quieren ni oír hablar de eso de “un hombre (o mujer), un voto”. Son de esos lugares donde los presidentes gustan de durar en el sillón más que Franco.
El jeque que le ha tocado en suerte al Almería piensa que la democracia ha crecido sin control por el viejo al-Andalus, pero quedan núcleos irreductibles como la Federación de Rubiales donde los presidentes gustan de durar en el sillón más que Franco
Así que lo mejor que podría ir haciendo el dueño del club andaluz es sentarse en su sofá, ponerse cómodo y repasar los relatos de "Las mil y una noches”. El tema va para largo. Al menos, pensarán muchos circunspectos seguidores del Sporting, hay quien se queja y planta cara. Pero por los rincones abuhardillados de Mareo se prefiere la discreción. Y en la buhardilla son más de Tebas, dueño del negocio y las imágenes, lo que viene a ser lo mismo. Por cierto, imágenes y sonidos que al señor de la Liga le gusta controlar no vaya a verse y escucharse algo que se salga del guion previsto. En esto Tebas y Rubiales sí coinciden: les encanta la oscuridad.