El plan con el que Florentino iba a salvarnos a todos, ese pacto de sangre del que durante un rato presumió Agnelli, ya no da ni para montar un triangular en agosto. Ha durado 48 horas. Y eso que la idea se llevaba diseñando tres años (risas). Poco o nada hay creíble en esta historia que en el momento de escribir estas líneas –vaya usted a saber lo que pasará media hora después– está dando la razón a Tebas cuando advirtió de que la Superliga era una idea de barra de bar a las cinco de la mañana.
Los primeros en despertar de la borrachera han sido los ingleses. Con cara de arrepentimiento de un vecino de Leeds que la ha liado parda en Magaluf, algunos propietarios ya han pedido perdón a los hinchas, a su mujer, a los niños… a los que haga falta con tal de que les dejen volver a casa y no haya divorcio aunque toquen largas noches de sofá. Y a partir de ahí, torrente de deserciones con disculpas a cada cual más peregrina.
Tras anunciar un domingo al filo de la medianoche la ruptura con la UEFA y horas después ir a vender el producto a “El Chiringuito”, ¿qué podía salir mal? Nada cambia, solo que los Tattaglia van ganando a los Corleone
En principio, el que sale chamuscado de la rebelión es el tito Floren. Hay quien está disfrutando al ver al Sauron de los negocios, al emperador Palpatine (el malo de “Star Wars”) comiéndose un marrón de tamaño sideral. Pobre. Pero es que tras anunciar un domingo al filo de la medianoche la ruptura con la UEFA y horas después ir a vender el producto a “El Chiringuito”, ¿qué podía salir mal? Lo peor es que hay quien anuncia que se retirará a las Tierras Oscuras para planear su terrible venganza. Nada cambia, solo que los Tattaglia van ganando a los Corleone. Y Mbappé ya tiene casa en Madrid.
