Bienvenidos a la modernidad. El nuevo miembro de este selecto club es el Sporting, que ya ha alcanzado un acuerdo con los fijos discontinuos de El Molinón. El plan de ahorro al que ha obligado el covid lleva a cosas como las de poner punto y final a historias de décadas en la casa rojiblanca o de hijos que tomaron el testigo de sus padres.
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Bienvenidos a la profesionalización de esa empresa llamada Sporting, que da otro paso hacia el fútbol de laboratorio, donde sus miembros solo se diferencian por los escudos y el color de las camisetas. Buen viaje a unos, feliz y abundante ahorro a otros.
Y mientras en la zona abuhardillada-empresarial tratan de poner en orden las cuentas de la pandemia, la parte deportiva, la que hace que el resto merezca la pena, la que produce alegrías y frustraciones, se prepara para el asalto a Montilivi. A ver en qué queda, que los amos de la calculadora ya deslizan que un empate no sería una mala opción.
En Girona un punto no vendría nada mal. Pero salir con esa idea ante el Girona podría disparar el número de sarpullidos entre los 500 desafectos, los que Gallego tiene en su lista de abandonos del barco
Tal y como está este fútbol pandémico, donde sin ir más lejos en Primera los grandes se pelean por ver quién regala la Liga, un punto no vendría nada mal. Pero salir con esa idea ante el Girona podría disparar el número de sarpullidos entre los 500 desafectos, los que Gallego tiene en su lista de abandonos del barco, y a los que se les atraganta ese fútbol de pases horizontales en el que Babin es líder de la categoría. Es lo que no hace mucho llamaban madurar los partidos y ahora buscar el momento idóneo para jugar en bloque alto. Lo dicho, bienvenidos a la modernidad.