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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre la crisis del Sporting (III): Salvador o mártir

Se supone que el Pitu, ahora con la sartén por el mango dadas las urgencias de la propiedad de detener el incremento de los decibelios de “Directiva dimisión” y “Fernández, vete ya”, habrá logrado poderes parecidos a los de un mánager general: fichajes, desfichajes, cantera y tal y tal

Abelardo, en su anterior etapa en el Sporting LNE

Tiempo habrá para saber cuánto ha dudado Abelardo en aceptar la llamada de socorro que le ha hecho Javier Fernández para dejar su plácida vida como comentarista de los partidos del Barça en Movistar y embarcarse de nuevo en la aventura de pilotar la nave del Sporting hasta puerto seguro.

Se supone que el Pitu, ahora con la sartén por el mango dadas las urgencias de la propiedad de detener la sangría deportiva y el incremento de los decibelios de “Directiva dimisión” y “Fernández, vete ya”, habrá logrado poderes parecidos a los de un mánager general en todo lo que tenga que ver con el balón en el universo rojiblanco: fichajes, desfichajes, cantera y tal y tal.

Está por ver qué ocurrirá con Javi Rico y, si se queda, comprobar quién manda sobre quién. Otra incógnita a resolver en este Sporting de jornadas frenéticas –en solo unas horas adiós al secretario técnico, Noé Calleja, y a Martí, y alfombra roja al Pitu– es lo que pasará una vez que el pánico, el sálvese quien pueda y el humo de las bombas sean historia. Si la propiedad podrá aguantarse las ganas de meter la cucharita en el potaje del nuevo amo de la parcela deportiva y, si esto ocurre, ver cómo reacciona Abelardo, que ya lo decía el gallego: “Amiguiños, sí, pero la vaquiña por lo que vale”.

Pero antes queda lo más importante: sacar el cuello de la guillotina en las cuatro jornadas que restan. En ellas se comprobará si Abelardo se convierte de nuevo en el salvador del club y de la propiedad –sin conejos en la chistera después del fichaje de Jony y de este nuevo golpe de timón– o acaba siendo otro mártir sacrificado por la causa.

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