Oviedo, Javier CUARTAS

El Banco Liberta, a través del cual Cajastur va a asumir el control del negocio financiero de Caja de Castilla-La Mancha (CCM), es el sucesor del Banco del Noroeste, de origen gallego. El Banco del Noroeste se vio envuelto, desde su origen, en 1962, en dos crisis bancarias antes de llegar a manos de Cajastur en 1999. Ahora, y tras haber superado dos quebrantos financieros (1973 y 1983) y tras 22 años de inactividad (desde 1988), esta entidad va a acudir en auxilio de una caja de ahorros en dificultades.

La licencia o ficha bancaria de aquella entidad gallega, que ha pasado por seis propietarios distintos desde su nacimiento, fue comprada por Cajastur al Banco Santander. La ficha del Noroeste había llegado a manos de los Botín, que la tenían en su patrimonio aunque ya no la usaban, tras un accidentado itinerario.

La ficha o licencia bancaria supone la titularidad o propiedad de un derecho a operar en banca. La forma de obtenerla es bien adquiriéndola a una entidad bancaria que haya dejado de operar o que posea más de una o bien solicitando una nueva al Banco de España.

Pero la concesión de licencias nuevas (como pretendía la caja vizcaína BBK para cometer su intento de compra de CCM, en competencia con Cajastur) es un proceso muy restrictivo, que depende de la voluntad del regulador y que pasa por una larga y compleja tramitación. La misma Cajastur, antes de adquirir la del Banco del Noroeste, intentó sin éxito solicitar una de nueva creación. Hubo épocas en España -caso del periodo 1939-1962-, en que el censo de banqueros estuvo vedado a nuevas incorporaciones, en lo que se denominó «statu quo» bancario.

El Banco Noroeste (del que es sucesor el Banco Liberta) nació en 1962, justo después de que el franquismo abriera el registro de banqueros a nuevos aspirantes. Se fundó como banco industrial, es decir, como una entidad concebida para financiar proyectos empresariales e impulsar nuevas actividades económicas en Galicia. El banco fue promovido por empresarios de esa comunidad y contó con la participación de algunos bancos extranjeros. Miembros de la familia gallega Menéndez Ponte desempeñaron la gerencia. El banco llegó a participar en 200 empresas. Pero, como la generalidad de los bancos industriales de la época, entró en dificultades con la crisis que arranca en 1973.

Cuando eso ocurrió, el entonces Banco de Bilbao y un grupo de bancos industriales negociaron su adquisición pero ninguna de ambas operaciones prosperó. El entonces presidente de Banesto, José María Aguirre Gozalo, reclamó que se le dejase quebrar, al igual que a otras entidades de origen reciente y que también atravesaban por similares dificultades tras haber planteado batalla a los históricos «siete grandes» de la banca española. El empresario José María Ruiz-Mateos, muy activo entonces en la adquisición de bancos y empresas en crisis, culminó su compra en 1974, designó un nuevo equipo directivo y nombró presidente no ejecutivo a Nicolás Franco Pascual de Pobil, consejero nacional del Movimiento por La Coruña y sobrino del dictador.

Tras la intervención y expropiación de Rumasa (el grupo empresarial de Ruiz-Mateos) el 23 de febrero de 1983, los numerosos bancos de este conglomerado fueron vendidos por el Banco de España a distintos grupos financieros del país. El Banco del Noroeste fue uno de los dos que tuvo que comprar el Banco Central, de Alfonso Escámez. Pero en 1988 el Central absorbió toda la actividad y activos de esta filial y dejó al Noroeste convertido en una mera ficha bancaria sin operatividad. Así siguió cuando en 1991 el Central se fusionó con el Hispano Americano y dio origen al Banco Central Hispano (BCH), y también cuando en enero de 1999 el BCH fue absorbido por el Santander. La abundancia de marcas y fichas que pasó a aglutinar el Santander, dejaron expedita la vía para que Manuel Menéndez, que llevaba cuatro años como presidente de Cajastur y que había anunciado el proyecto de crear un banco de agentes hacía algo más de un año, adquiriese la licencia del Noroeste por 100 millones de pesetas (601.012 euros) en septiembre de 1999.

No era la primera vez que Cajastur intentaba la compra de un banco porque ya lo había postulado el ex presidente de Cajastur Ángel Fernández Noriega unos años antes, aunque entonces lo que se intentó fue la compra de un negocio bancario en marcha y completo.

En 2000, Paulino García Suárez, sucesor de Manuel Menéndez al frente de Cajastur, canceló el proyecto del banco de agentes por considerarlo «inviable». Y cuando en agosto de ese año Menéndez volvió al cargo, ya no retomó el plan, aunque sí puso en marcha la marca Liberta como unidad de negocio.

Ahora, el inédito Liberta (sucesor del Noroeste) se dispone a pasar a la historia financiera como el primer banco español que se haga con el negocio de una caja de ahorros.