"He tratado de permanecer siempre fiel a mis orígenes familiares, geográficos y empresariales. Sigo viviendo en Villaviciosa. Y creo que no tengo enemigos". La reflexión, que suena a despedida, la realizó ayer el empresario José Cardín Zaldívar, vicepresidente del Grupo El Gaitero (Valle, Ballina y Fernández) tras recibir la medalla de oro de la Cámara de Comercio de Oviedo por su trayectoria empresarial. Y en cierto modo era un adiós. "En este acto empieza a formalizarse públicamente la despedida de nuestra generación (la cuarta) al frente de la gestión de la empresa, que no del gobierno de la sociedad. Una despedida que lejos de generar tristeza, aunque sí quizás un poco de nostalgia, lleva implícita la satisfacción del deber cumplido", señaló. La quinta generación ya está preparada para tomar el relevo, dijo.

Salpicado de anécdotas personales y alguna que otra broma, el discurso de Cardín levantó en varios momentos los aplausos del público que acudió al homenaje, entre ellos reconocidos empresarios de la región, algún que otro político e, incluso, jueces. Lo hizo, por ejemplo, cuando tras asegurar que creía que no había dejado enemigos por el camino de su carrera empresarial, hizo una breve pausa y añadió: "Tuve enemigos puntuales con los que tuve discusiones, ¿eh Severino? (en alusión a Severino García Vigón, antiguo presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo y de la patronal FADE, que se encontraba entre el público), vaya broncas que tuvimos, casi acabamos en el Juzgado. Pero, al final, nos entendimos y somos tan amigos".

También dejó algún que otro recado: "Durante los años que estuve en la Cámara de Comercio de Oviedo como vocal o como miembro del comité ejecutivo siempre tuve claro que nuestra obligación y compromiso era estar al servicio del mundo empresarial, aunque algunos entendiesen que nuestro papel era tener alguna influencia política. Y compartí con muchos compañeros la idea, evidentemente sin éxito, de crear una Cámara única para Asturias. Seguimos teniendo tres". Esta última reflexión levantó algún que otro rumor entre el público y una nueva oleada de carcajadas.

También señaló que la medalla que recibió ayer era un premio a su equipo y no tanto un reconocimiento individual. "Casi todo el comité ejecutivo de la empresa está aquí. Levantaos para que os vean", señaló al comienzo de su intervención. Además, se da la circunstancia de que, hace 47 años, su padre, José Cardín Fernández -a quien el polémico José María Ruiz Mateos le ofreció comprarle la fábrica de Villaviciosa a cambio de unas "rumasinas", a lo que éste replicó que él le ofrecía unos "gaiterinos" por Rumasa-, había recibido de la Cámara de Comercio de Oviedo el premio del "Urogallo de Oro". "Fue en 1971, pero no tengo claro el motivo por el que se lo dieron, pero espero que dentro de otros 50 o 60 años nos concedan otra medalla", apuntó.

Fiel a sus orígenes, Cardín no escatimó en adjetivos elogiosos para su Villaviciosa natal que, recordó, sólo abandonó once años para trabajar en la Naval de Sestao y sacar provecho de su formación como ingeniero. "Es el paraíso terrenal y, además, imprime carácter", dijo sobre la localidad asturiana.

El director general del Sabadell-Herrero, Pablo Junceda, y el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres, fueron los encargados de glosar la figura de Cardín durante el acto. "Necesitamos a más como él", dijo Paniceres.