¿Cuándo empieza a contar la jornada? ¿Cuando el trabajador se cambia de ropa en los vestuarios o cuando se pone a trabajar? La pregunta la formuló una empresaria del sector de la construcción ayer durante unas jornadas organizadas por la patronal FADE para tratar de resolver el enorme aluvión de dudas que está generando la nueva normativa sobre el registro horario de la jornada laboral, que entrará en vigor desde el domingo. Por lo escuchado en ese acto, los empresarios se resisten a adaptarse a una regla cuyo propósito es llevar un férreo control de las horas extra que hacen los trabajadores y evitar los excesos de jornada. Tal resistencia la verbalizó el director general de la patronal, Alberto González. "No es una norma positiva. Intenta resolver un problema que existe, pero creando otros bastante más gordos; estamos muy preocupados", dijo.

Para verificar que existe inquietud empresarial no había más que echar un vistazo al salón de actos del Instituto Nacional de la Seguridad Social donde se celebró el citado encuentro, al que acudieron más de un centenar de representantes de empresas. "¿Son válidos los sistemas de geolocalización para llevar el registro?", interrogó un industrial del sector del metal durante el turno de preguntas. Tales son las dudas que los empresarios aseguran que la norma probablemente resultará baldía. "Pasará como con la ley de prevención de riesgos laborales, desde el momento que se promulgó se sabía que no iba a tener eficacia", dijo González.

Además, criticó el directivo de FADE, "el peso del control recae en los empresarios". Y cuestionó: "Puede que haya un exceso de horas extra, pero me gustaría saber qué opinan los trabajadores cuando se les diga que no van a poder hacerlas ni tampoco cobrarlas".

La opinión de los trabajadores la dio unas horas antes el secretario general de UGT, el asturiano José María Álvarez, quien aseguró que esta norma para llevar el registro de los horarios es de las más laxas de Europa y culpó a los empresarios de falta de voluntad para poner en marcha el sistema. "No queremos que el control horario introduzca ninguna rigidez en las relaciones laborales de nuestro país. Lo que queremos es que acabe con la explotación que se está produciendo con las horas extra que no se están cotizando y que acabe con la situación insoportable de personas que están contratadas a jornada parcial y trabajan a tiempo completo", dijo. El secretario general de los ugetistas en Asturias, Javier Fernández Lanero, añadió que "muchas empresas tenían esperanzas de que hubiera habido un cambio de Gobierno y esta normativa se hubiera tumbado". No fue así.

La secretaria confederal de acción sindical de CC OO, Mari Cruz Vicente, que ayer visitó Oviedo, señaló también que ese registro tiene que garantizar "el derecho a la intimidad de los trabajadores, el derecho a la desconexión". Y añadió que "será un buen instrumento para controlar los abusos en los excesos de jornada que se están cometiendo".

Pero los empresarios dudan de su eficacia. El asesor laboral de FADE José Rodríguez Vijande señaló que hay determinados sectores en los que será imposible llevar un registro con un simple bolígrafo y papel. El sistema que será más cómodo, defienden los juristas. Y usó como ejemplo el caso de los trabajadores de la limpieza de edificios para subrayar lo difícil que, a su juicio, va a resultar aplicar este sistema.

Según transmitieron los propios empresarios, parece ser que la Inspección de Trabajo va a ser por el momento laxa con las sanciones. Al menos no tienen previsto aplicar multas a aquellas empresas que acrediten que están negociando con los representantes de los trabajadores qué sistema van a implantar, según admitió la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas. Eso sí, las empresas tampoco deben confiarse, advirtió Alberto González, porque a partir del día 13 la Inspección ya tiene vía libre para poder castigar.