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Arcelor reduce sus pérdidas el 70% en el año del covid y tiene buenas perspectivas en Asturias

La compañía volvió a beneficios en el último trimestre de 2020 y recortó su deuda al menor nivel desde 2006 | Las factorías de Avilés y Gijón perciben un aumento de la demanda del 5%

Baterías de ArceroMittal en la factoría de Veriña (Gijón).

ArcelorMittal perdió el año pasado 733 millones de dólares (604,6 millones de euros), el 70% menos que los 2.454 millones negativos con los que cerró 2019. Y en el cuarto trimestre de 2020, el líder mundial de la siderurgia volvió a beneficios, con un resultado neto positivo de 1.207 millones de dólares cuando en el mismo periodo del ejercicio precedente había tenido unas pérdidas de 1.882 millones. La compañía anunció el restablecimiento del dividendo estable.

Este cambio de sesgo está teniendo continuidad en los inicios de 2021. Las plantas asturianas de la multinacional afrontan el actual ejercicio con un incremento aparente de la demanda del 5%, buena cartera de pedidos y favorables perspectivas para el primer semestre tanto en carga de trabajo como en niveles de producción. La compañía alerta, no obstante, que habrá que esperar al segundo trimestre para confirmar la tendencia, dado que hasta entonces no se sabrá si el aumento percibido de los pedidos obedece realmente a un incremento de la demanda final de acero o una reposición de “stocks” por aquellos almacenistas y transformadores que en 2020 redujeron sus existencias como criterio de ahorro prudencial.

La reducción de pérdidas en 2020 y el resultado positivo de los tres últimos meses del año se produjeron en un entorno marcado por la grave crisis económica internacional causada por la pandemia y en el que el líder siderúrgico redujo sus expediciones el 18% y sus ventas cayeron el 24,56%, al pasar de una cifra de negocio en 2019 de 70.615 millones de dólares a 53.270 millones de dólares (43.939 millones de euros) en 2020. La mejora de la tendencia en el último tramo del año también se produjo en el caso de los ingresos (la compañía facturó 14.184 millones de dólares frente a los 13.266 millones del trimestre anterior) pero la recuperación no fue suficiente para restablecer el mismo nivel de ventas que había obtenido en el último trimestre de 2019, cuando su facturación fue de 15.514 millones.

La recuperación del negocio permitió que el resultado de explotación de la compañía haya sido positivo en 2.100 millones de dólares en 2020 frente a las pérdidas de explotación por 627 millones de 2019. Y aunque el “ebitda” obtenido en el ejercicio (4.300 millones de dólares) aún se situó el 17,2% por debajo del de 2019 (5.195 millones), en el último trimestre se produjo un vuelco favorable, con una cifra de 1.700 millones, casi el doble que en el cuarto trimestre de 2019, lo que, a juicio de la empresa, “refleja las bases de la recuperación y proporciona un buen impulso hacia 2021” .

La compañía logró a su vez reducir su deuda neta hasta los 6.400 millones de dólares, el nivel más bajo desde la fusión de Arcelor y Mittal Steel en 2006. La deuda bruta se situó en 12.300 millones.

Las inversiones

Lakshmi N. Mittal, presidente ejecutivo de ArcelorMittal, señaló que, tras haber logrado el objetivo de reducción de la deuda neta por debajo de los 7.000 millones en un año de “enormes desafíos”, se da por finalizado el “programa de desapalancamiento de largo plazo” y da comienzo “una nueva fase”. A juicio del dirigente de la multinacional, “la combinación de un balance más sólido, un perfil de crecimiento específico y un posicionamiento de costes competitivo” respaldan el compromiso de la compañía de ofrecer “rendimientos más consistentes a lo largo del ciclo” y contribuirán a que la compañía pueda liderar, indico, la “transición hacia el acero con bajas emisiones”, con el objetivo anunciado de alcanzar un balance neto de cero emisiones de carbono para 2050. El saneamiento del balance permitirá al grupo disponer de un fondo de inversión de 1.500 millones, a los que se sumará el ahorro de costes fijos por otros 1.000 millones que pretende culminar en 2022. La consecución de este objetivo se ve favorecido, señaló Mittal, por la “mejora en las condiciones del mercado”, como se constató con “un desempeño significativamente mejorado en el cuarto trimestre” de 2020.

Arranque de la segunda fase de baterías

Con el primer deshornado de la segunda de las nuevas baterías de coque de la fábrica de Veriña (Gijón), previsto para este mediodía, todas las instalaciones del complejo fabril de ArcelorMittal en Asturias están en actividad. La nueva fase, integrada por 45 hornos, y que se puso en marcha ayer con su encendido, se suma a los 45 hornos de la primera fase que entraron en actividad en enero de 2020. Con ambas instalaciones, la compañía prevé prescindir de las importaciones de coque que se han realizado desde una planta de la multinacional en Polonia a partir de que en octubre de 2019 se clausuraron las viejas baterías de la fábrica de Avilés. Aunque las nuevas baterías suman en conjunto una capacidad productiva de 1,1 millones de toneladas anuales, 300.000 menos que los 1,4 millones que tenían las de Avilés, en la compañía se considera que las dos fases de 45 hornos cada una en Veriña serán suficientes para satisfacer la necesidades del complejo siderúrgico asturiano. A ello contribuirá tanto la superior eficiencia de las nuevas baterías y la mayor calidad del coque producido respecto al que se obtenía en las viejas instalaciones de Avilés, como la menor necesidad de aportes de este combutible de alto poder calorífico en el proceso de fundición del mineral de hierro una vez que en el horno alto “B” ya se está inyectando gas de coque procedente de la baterías y se aspira a hacer lo mismo en el “A”. La puesta en marcha de las dos fases supondrá un ahorro económico al evitar los transportes desde Polonia y lo mismo respecto a la situación precedente, cuando hasta 2019 el coque tenía que ser acarreado desde Avilés a Veriña. Las nuevas instalaciones, que han supuesto una inversión de 100 millones, suponen también una mejora ambiental. En 2020, la puesta en marcha de la primera fase conllevó muchas incidencias técnicas hasta que se logró normalizar la actividad al cabo de varias semanas de ajustes y correcciones.

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