Entrevista | Juan Ignacio Muñiz Codirector del curso de Experto en Asesoramiento Financiero de la Universidad de Oviedo, que empieza hoy

"No recomendaría a los grandes patrimonios establecerse en Asturias"

"Se hace mucha demagogia con el impuesto de Sucesiones, alguien que tiene dos o tres viviendas no es un gran propietario"

Juan Ignacio Muñiz, ayer en Oviedo. | Miki López

Juan Ignacio Muñiz, ayer en Oviedo. | Miki López / Yago González

Yago González

Yago González

Juan Ignacio Muñiz (Oviedo, 1961) es profesor de Finanzas Empresariales de la Universidad de Oviedo y codirector del curso de Experto en Asesoramiento Financiero, un título propio que otorga el Instituto Universitario de la Empresa (IUDE) y en el que colabora LA NUEVA ESPAÑA. Hoy da comienzo la segunda edición de este curso, que contará con doce alumnos asturianos que, hasta el próximo mes de mayo, aprenderán de la mano de Muñiz y otros profesionales los conocimientos necesarios para administrar la riqueza ajena. Las decisiones para dar un buen rendimiento a ahorros y propiedades, están muy condicionadas por un factor que en los últimos días ha vuelto a causar revuelo en Asturias: los impuestos.

–En una entrevista con este diario, el consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, defendió con rotundidad el impuesto de Sucesiones. ¿Qué le pareció?

–El consejero no dijo nada que no sea coherente con su pensamiento. Su opinión puede ser más o menos chocante, gustará más o menos, pero está claro que él tiene un discurso. Precisamente lo que muchos venimos pidiendo a los políticos desde hace tiempo es que se expresen con claridad. Que den su opinión técnica, profesional o ideológica. Pero luego, cuando lo hacen, como ha hecho Peláez en esta ocasión, muchos se rasgan las vestiduras y le reclaman cautela, prudencia... Y que conste que yo no soy fiscalista, en este punto no tengo un criterio técnico. Pero que un profesional acreditado que ocupa un cargo público manifieste su opinión es exactamente lo que está pidiendo la sociedad civil.

–El Gobierno asturiano sostiene que la fiscalidad que está bajo su competencia se refiere a las personas físicas y que, por tanto, no tiene nada que ver con la competencia empresarial.

–Sí tiene que ver, porque es la fiscalidad del propietario de la empresa. El impuesto de Sucesiones tiene consecuencias en el establecimiento o no de empresas en Asturias.

–¿Convendría bonificarlo o incluso eliminarlo?

–Seguramente sí. Solo con suprimirlo, Asturias ya empezaría a competir en igualdad de oportunidades con las mejores prácticas de fiscalidad. Por ejemplo, el esfuerzo recaudatorio del impuesto de Patrimonio [24 millones de euros en 2021] es tan leve en comparación con el Presupuesto autonómico, de más de 5.000 millones, que claramente estamos ante impuestos ideológicos. Pero esa decisión ideológica implica que todos los grandes patrimonios estén fuera de Asturias.

–Si usted tuviera que asesorar a un gran patrimonio con orígenes o vínculos familiares con Asturias, ¿le recomendaría establecer aquí su residencia fiscal?

–No. No puedes recomendarle que se establezca en un territorio que no es fiscalmente atractivo para impuestos como Patrimonio o Transmisiones Patrimoniales. Otra cosa es que ya tuviera aquí su patrimonio, en ese caso no le recomendaría que lo llevara a otra parte: eso no. Pero, en cualquier caso, yo haría una fiscalidad más favorable, hay margen de alivio. El impuesto de Sucesiones, por ejemplo, no solo afecta a grandes patrimonios, sino a familias de clase media: tener dos o tres pisos que yo heredo de mis padres o que mi mujer hereda de los suyos, por poner un ejemplo, no significa ser grandes propietarios. Es mentira.

–¿Cree que se hace demagogia?

–Sí. Con los grandes patrimonios y el impuesto de Sucesiones se hace mucha demagogia. Hay que mirar el número de las herencias que son rechazadas porque no se puede afrontar el pago del impuesto. Ese es el dato importante que hay que analizar para tomar la decisión de tocar o no Sucesiones. Y en Asturias se renuncia a herencias muy por encima de la media nacional. Eso no tiene sentido.

–Según el Gobierno asturiano, son muy pocas las personas que tributan por el Impuesto de Sucesiones.

–Pues que lo quiten. Además, ese argumento tiene otra lectura: que gobiernas un territorio en el que no se dan las condiciones para crear grandes patrimonios. De hecho, es una profecía autocumplida: como el impuesto está muy alto, hay pocos patrimonios elevados; y como hay pocos, ¿para qué lo voy a cambiar?

–Hace un año, al iniciarse la primera edición del curso que codirige, usted se refirió a la incertidumbre global que dominaba los mercados. ¿Han cambiado mucho las cosas desde entonces?

–Estamos igual, pero con más inflación. El sentimiento generalizado entre los ahorradores y las personas que asesoramos para gestionar su patrimonio es de incertidumbre y, por tanto, de posiciones conservadoras, sin inversiones que puedan suponer un riesgo. Las expectativas de futuro parecen complicadas: hay un pronóstico macroeconómico de crecimiento débil, la situación política en España tras las elecciones del 23J no está nada clara, sino todo lo contrario; y la guerra de Ucrania parece eternamente enquistada. Y la inflación, como digo, se está volviendo crónica: ha llegado para quedarse más tiempo del que pensábamos.

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