Entrevista | María Eugenia Cadenas Sáez Coordinadora de Educación Financiera de la CNMV

"Las crisis nos hacen ser más previsores e interiorizar el hábito necesario del ahorro"

"La incultura financiera nos puede llevar a ser vulnerables y a desgracias personales: el dinero debe estar a nuestro servicio y no a la inversa"

María Eugenia Cadenas Sáez

María Eugenia Cadenas Sáez / LNE

Las crisis nos hace ser más previsores y cuidar más el ahorro, sostiene María Eugenia Cadenas Sáez, coordinadora de Educación Financiera en el Departamento de Estrategia, Innovación y Finanzas Sostenibles de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y miembro del Grupo de Trabajo del Plan de Educación Financiera. Hoy impartirá una conferencia y un taller en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo.

–¿Por qué es tan relevante la educación financiera?

–La gestión de las finanzas personales está presente a lo largo de toda la vida de las personas con mayor o menor intensidad, desde administrar el salario, gestionar un alquiler, qué porcentaje de la renta debería destinarse a ahorro, etcétera. La encuesta sobre competencias financieras que ha hecho la CNMV evidencia que tenemos aún mucho camino por mejorar. Los costes de la incultura financiera pueden llevar a la vulnerabilidad de las personas, a desgracias personales y a pérdida de calidad de vida.

–¿Cuáles son los errores más habituales que cometen las personas en la gestión de sus finanzas personales?

–No hacer un control de gastos ni un presupuesto, por lo que no se sabe a dónde va nuestro dinero; vivir demasiado en el presente y no planificar; no dar importancia a nuestros estados emocionales, lo que lleva por ejemplo a las compras compulsivas; el sobreendeudamiento, superando los umbrales convenientes, por las facilidades de financiación que se dan incluso para adquirir bienes de poco valor y acceder al crédito al consumo, por lo que es fácil caer en ello. También no tener un criterio propio asentado, lo que nos induce a tomar decisiones en función de lo que nos digan instituciones, bancos u otras personas y que nos pueden llevar a situaciones de vulnerabilidad; y dedicar poco tiempo a nuestra educación financiera, aplazándolo porque siempre hay otras cosas más atractivas que hacer.

–¿Qué consejos propone para no incurrir en decisiones financieras erróneas?

–Uno es conocerse a sí mismo, saber qué proyectos tiene cada cuál, si te gusta aparentar o no, y tratar de que el dinero esté a nuestro servicio y no nosotros al servicio del dinero. Hay que pararse a reflexionar antes de tomar de decisiones financieras. Se actúa mucho por impulso o por lo que nos dicen los demás. Tenemos que conocer cuáles son nuestros sesgos cognoscitivos, que están muy vinculados a nuestra manera de pensar. Y hay que disponer de herramientas útiles para la gestión de la situación financiera propia. Una es el hábito de hacer un presupuesto para controlar el gasto y cumplir siempre la norma de que el gasto sea siempre menor que nuestros ingresos. Otra es consumir de modo inteligente: comprar solo lo que se necesita. También la planificación a largo plazo, de modo que, como no sabemos qué va a ocurrir en el futuro, hay que intentar siempre tener un colchón económico en la medida de las posibilidades por lo que pueda pasar. Y esto nos lleva a otra recomendación: interiorizar el hábito del ahorro. Una parte de los ingresos debe dedicarse al ahorro.

–¿Qué porcentaje?

–Se suele recomendar el 20% o 30% de los ingresos, pero también depende de las circunstancias personales. En todo caso, yo prefiero no hablar de un porcentaje porque puede haber situaciones con nóminas bajas. Así que lo que recomiendo es que, más que obsesionarse con cumplir un porcentaje, lo más relevante es la constancia en el ahorro, incorporarlo como un hábito.

–¿Y el porcentaje de endeudamiento correcto?

–Controlar la deuda es fundamental. A veces es necesario endeudarse, sea para adquirir una casa, crear un negocio u otros fines. El problema no es endeudarse sino en qué dosis y para qué. Para financiar un máster, por ejemplo, que te va a abrir oportunidades en el futuro, tiene sentido, pero no lo tienen incurrir en deuda para adquirir el último teléfono móvil. Tiene que ser para algo que te aporte. Lo que se recomienda es que tu deuda no te suponga una carga superior al 40% de tus ingresos. Y para todo esto lo recomendable es la educación financiera, pero recurrir a fuentes fiables, como las páginas webs de Banco de España, CNMV o Ministerio de Economía y no fiarse muchos consejeros que operan en las redes.

–¿Mejoramos o empeoramos en nuestra conducta financiera?

–Las crisis (como la financiera de 2008, la del covid, las guerras actuales...) son malas, pero tienen ventajas: nos hacen ser más previsores. Tenemos más interiorizado el hábito del ahorro. Nos hace estar más avispados por lo que pueda ocurrir.

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