Asturias no puede entenderse sin analizar la evolución de un tejido empresarial que, a pesar de las dificultades, da muestra de buena salud y carácter emprendedor, también en momentos delicados como el actual.

Las empresas asturianas, bien asentadas en los diferentes sectores de actividad, han ido dando muestras de flexibilidad y capacidad de adaptación a los cambios desde sectores tan diversos como los servicios funerarios, la automoción, el metal o el ámbito de la química, sin olvidar el sector bancario y financiero y las iniciativas públicas que propician la instalación de empresas y ponen a su alcance instrumentos para su desarrollo.

En Asturias existen 68.433 empresas activas, de acuerdo con los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística en su Directorio Central de Empresas. Esto supone una reducción, respecto del año anterior, del 0,33%. Si establecemos una comparación con las cifras españolas, nuestro tejido empresarial representa un 2,01% de los más de 3,4 millones de empresas existentes en el territorio nacional, tal como apuntan los datos del Instituto de Desarrollo Empresarial del Principado de Asturias (IDEPA). 

La industria asturiana aporta más de 3.000 millones de euros y un porcentaje del 28% al PIB asturiano, una cota que rebasa la media nacional y comunitaria, y ocupa a alrededor de 65.000 personas, un 17% del Una planta energética. | LNE La forja de Asturias a través de su tejido industrial El emprendimiento y la innovación son el motor que inspira el desarrollo en sectores de actividad que han ido evolucionando hacia la nueva realidad tecnológica empleo total regional, con un valor añadido por empleo superior a los 46.000 euros por ocupado, lo que convierte la actividad secundaria en la de mayor productividad de la economía regional asturiana. 

Varias décadas de reconversión y ajustes, de declive de las actividades industriales de carácter más tradicional, han dejado una profunda huella en la configuración del sector secundario de la economía regional. La envergadura de ese proceso, que nos arroja la imagen de una industria adelgazada y reconvertida, es bien perceptible cuando se observa la evolución del sector industrial a lo largo de los pasados decenios y se comprueba la importancia del proceso de pérdida de peso absoluto y relativo, de participación en el PIB y de reducción de empleos que ha tenido lugar, según indica el estudio realizado por los economistas Ramiro Lomba y Juan Vázquez “La industria asturiana, un sector en transformación”, que también incide en el hecho de que la trayectoria seguida por la industria asturiana a lo largo de los años ochenta y noventa ofrece buenas pruebas de ello. Si al comienzo de ese periodo Asturias podía considerarse como paradigma de región industrial, con fuerte presencia de grandes empresas de carácter principalmente público, hoy ya no puede decirse lo mismo, como consecuencia de la intensidad y amplitud de los ajustes llevados a cabo. A cambio, se ha ido generando un tejido empresarial fundamentado en pymes, en muchos casos ligadas al sector tecnológico y digital.

Asturias se sitúa en novena posición, en el cómputo de comunidades autónomas, en la recepción de inversiones exteriores

En el tercer trimestre del año 2020, Asturias contaba con una población activa de 443.600 personas, de las cuales 380.800 estaban ocupadas, lo que supuso una tasa de paro del 14,16%, dos puntos inferior a la media de España, que ascendió al 16,26%. 

Las compañías extranjeras tienen en Asturias un papel destacado. En el año 2019, Asturias se situó en la posición número 11 con respecto al resto de comunidades autónomas en recepción de flujos de inversión extranjera (excluidas ETVE), el 0,52% del total, con 117,27 millones de euros invertidos en Asturias. En el año 2015, llegó a ocupar el 4.º puesto tras Madrid y Cataluña con un peso relativo del 6,09% sobre el total. 

elativo del 6,09% sobre el total. Por lo que respecta al año 2020, periodo enero-junio, Asturias se sitúa en la 9.ª posición con respecto al resto de autonomías, representando el 0,40% del total, con 29,27 millones de euros invertidos.  

En cuanto a la distribución sectorial, en el año 2019, más del 94% se reparte, principalmente, en los sectores de industria química; el comercio al por mayor e intermediarios del comercio, excepto de vehículos de motor y motocicletas; la programación, consultoría y otras actividades relacionadas, y la publicidad y estudios de mercado, con un 87,68%, un 6,82%, un 2,95% y un 1,73%, respectivamente

Nuevos retos decisivos en un entorno cambiante

El sector empresarial regional se mueve a buen ritmo, y Asturias acaba el año con varios retos de largo alcance que pueden transformar sectores productivos de gran relevancia y modificar elementos fundamentales de la economía regional.

Uno de esos grandes cambios es el desembarco de la petrolera francesa Total como primer operador de la región en el suministro de electricidad a 500.000 hogares y pequeñas y medianas empresas de la comunidad tras la adquisición en mayo de esta cartera de clientes a EDP. También debe consumarse la anexión de Viesgo (con más de cien años de actividad en Asturias y hasta ahora segunda eléctrica más relevante en el mercado regional en distribución) por EDP, la compañía líder en la región. Con ambas operaciones, el sector energético del Principado sufrirá una de las transformaciones más radicales desde que, en 2001, EDP se hizo con la asturiana Hidroeléctrica del Cantábrico, lo que permitió al grupo portugués convertirse en la cuarta eléctrica en el mercado español. Estas transformaciones se suman a la implantación de la petrolera Repsol en el mercado eléctrico asturiano, en 2018, tanto en generación como en comercialización. 

Chimeneas industriales LNE

El sector bancario regional también puede sufrir transformaciones contundentes en diciembre. La decisión sobre la fusión o no de Liberbank y Unicaja debería ser inminente, según los plazos que se habían planteado los interlocutores cuando abrieron conversaciones por segunda vez en dos años para integrarse en una única organización. La eventual unión de los bancos asturiano y malagueño podría no ser el último vuelco en el sector.

El fracaso de las negociaciones entre los bancos Sabadell (en Asturias, Sabadell-Herrero) y BBVA no permite descartar nuevos movimientos financieros de ambos o de otros agentes, presionados por las bajas cotizaciones bursátiles, los ínfimos tipos de interés, la caída de la rentabilidad, el riesgo de alza de la morosidad y la consiguiente necesidad de incrementar provisiones si la crisis se prolonga. Mientras tanto, y entre otros actores, el Santander (mayor banco de capital español) plantea nuevos ajustes de capacidad (el tercero desde que adquiriera el Popular, en 2017), que en el caso de Asturias supondrá el cierre de 32 de sus 70 oficinas en la región (el 45,7% de la red) para reducir costes, aumentar la productividad y afrontar el desafío de la banca digital.