NEGOCIACIONES PARA FORMAR GOBIERNO

Extremadura: crónica de un laberinto electoral

El resultado de las urnas el 28M no se está llevando a la práctica: cada partido lo interpreta a su manera

Madrid mira ahora muy de cerca a la región: se ha abierto un camino que no se sabe dónde acabará

Los integrantes de Vox en su llegada a la Asamblea. En el centro Pelayo Gordillo y Buxadé.

Los integrantes de Vox en su llegada a la Asamblea. En el centro Pelayo Gordillo y Buxadé. / JORGE ARMESTAR

Rocío Sánchez Rodríguez

Sólo dos reuniones en tres semanas y una última conversación in extremis. Esas han sido las negociaciones entre PP y Vox en Extremadura para intentar formar gobierno. Desde la misma noche electoral del 28M, cuando las urnas le dieron la victoria al bloque de derechas (la lista más votada fue la del PSOE) tanto la líder popular, María Guardiola, como su homólogo de Vox, Ángel Pelayo Gordillo, han mantenido que su mano estaba tendida para sentarse a hablar y formar un nuevo gobierno en la región. El objetivo común que les une: que los socialistas no vuelvan a estar al mando.

Pero realmente no ha existido apenas contacto entre ambos dirigentes. Eso sí, los efímeros encuentros se han desarrollado muy a escondidas. "Máxima discreción", decían ambas partes. 

Lo cierto es que Guardiola se ha quejado en varias ocasiones de que Pelayo Gordillo no le devolvía la llamada pertinente.

¿De qué se ha hablado en esas dos citas? La primera tuvo lugar el viernes 9 de junio, 12 días después de las elecciones. En la misma los líderes básicamente se dijeron lo que ya se sabía: Guardiola quería un acuerdo programático con Vox para gobernar en solitario y Vox exigía consejerías. Y de esa postura no se han movido. Es lo que ambos candidatos han defendido desde el inicio de la campaña electoral.

El ofrecimiento

La segunda reunión se produjo el lunes 19 de junio, justo 24 horas antes de que se celebrara el pleno de constitución de la nueva Asamblea de Extremadura. Ahí ya hubo ofrecimientos desde el PP. Guardiola estaba dispuesta a ponerle a Vox en bandeja la presidencia de la Asamblea (el poder legislativo, donde se aprueban las leyes), además de un acuerdo programático donde se comprometía a abolir la Ley de Memoria Histórica. Pero a la ultraderecha no le interesaba nada de eso. Ellos habían dejado claro que querían consejerías, que aspiraban a asientos en el Consejo de Gobierno (el poder Ejecutivo, donde se desarrollan las políticas públicas y desde donde se dirige la región).

Sobre la mesa salieron las áreas de Agricultura, Educación y Cultura. Al principio Vox pidió tres carteras, después dos. Y decidieron renunciar a una vicepresidencia: nadie se la había ofrecido pero fue, desde su perspectiva, una cesión.

María Guardiola y Ángel Pelayo se cruzan, sin mirarse, en la votación.

María Guardiola y Ángel Pelayo se cruzan, sin mirarse, en la votación. / JORGE ARMESTAR

Tampoco hubo acuerdo, y horas antes de entrar en el hemiciclo llegó por mensaje la última oferta por parte del PP: además de la presidencia de la Cámara les dejaban una secretaría en la Mesa de la Asamblea (hay tres, además de dos vicepresidencias) y el senador autonómico del PP que se elige desde el Parlamento regional.

Vox volvió a decir que no. Es más, el número dos del partido de extrema derecha, Jorge Buxadé, vino expresamente a Extremadura para dar una rueda de prensa 10 minutos antes del inicio del pleno de la Asamblea e insistir en que o consejerías o nada. "Esperamos que al PP le llegue la iluminación", dijo.

A pesar de ello Guardiola contaba con la esperanza de que Vox recapacitara antes de la votación para elegir al nuevo presidente de la Asamblea. 

Cada partido debía dar un nombre como propuesta para estar al frente de la Cámara legislativa. PSOE, PP y Vox hicieron lo propio, Unidas lo descartó dejando claro que daría su apoyo a la opción socialista.

La situación, a priori, era la siguiente: el PSOE lograría el voto de sus 28 diputados más los cuatro de Unidas. El PP los de sus otros 28 diputados. Y Vox se quedaría con sus cinco apoyos. Si se cumplía, la presidencia de la Asamblea iba a parar a manos socialistas.

Es más, aún sin los escaños de Unidas hubiera ganado el PSOE, puesto que a empate de diputados tiene prioridad la lista más votada (que fue la de Guillermo Fernández Vara).

Hasta el último segundo Guardiola creyó que Vox estaba jugando y que sí apoyaría al PP en la Asamblea

Hubo dos vueltas de votación (la segunda es necesaria si el candidato no logra mayoría absoluta: 33 escaños). En la primera, PSOE, PP y Vox se votaron a sí mismos y Unidas al PSOE. Empezaron las caras de incertidumbre cuando se pronunciaron los números. Se respiraba una fría calma. ¿Iba a ocurrir?

Segunda vuelta

Tocaba afrontar la segunda votación, donde solo se necesitaba mayoría simple. Y, efectivamente, volvió a salir lo mismo. Rostros en tensión, cruce de miradas. De repente el hemiciclo fue consciente: había estallado la bomba.

Hasta el último segundo antes de que se pronunciaran los resultados hubo quien pensaba entre los asistentes que Vox estaba jugando una estrategia y que cambiaría su voto en la segunda vuelta para apoyar al candidato del PP. Entre ellos la propia Guardiola, que guardaba esa esperanza. Pero no fue así. La socialista Blanca Martín se volvía a convertir en presidenta de la Asamblea de Extremadura. Tal fue la sorpresa que ni siquiera tenía discurso preparado (reutilizó uno de otra ocasión en un gesto improvisado para decir, al menos, unas palabras) y tampoco había nadie de su familia acompañándola para festejar el momento. 

Quienes seguían la sesión desde la sede del grupo parlamentario socialista sí que lo celebraron: se escucharon saltos y gritos de alegría.

La rueda de prensa

Y tras finalizar la rocambolesca sesión tuvo lugar la ya legendaria rueda de prensa de la líder del PP. Fue allí donde pronunció: "No voy a meter en mi gobierno a quienes niegan la violencia machista". No era la primera vez que lo decía, pero esta vez el foco nacional ya estaba puesto en ella. Sus palabras, junto a su negativa a "ceder al chantaje de Vox", lo que había prometido durante la campaña, dieron varias vueltas por todo el país. Había empezado la revolución.

Vara sentado en su escaño en la Asamblea mientras los diputados de Vox entran para tomar asiento.

Vara sentado en su escaño en la Asamblea mientras los diputados de Vox entran para tomar asiento. / JORGE ARMESTAR

Guardiola se han convertido en protagonista de portadas, informativos y tertulias. Madrid mira ahora muy de cerca a Extremadura; en la comunidad se ha abierto un camino que no se sabe dónde terminará.

Porque si bien el jefe nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, bendijo tanto el pacto en la Comunidad Valenciana (donde Vox tiene dos consejerías y hasta una vicepresidencia) como el rechazo a los ultras en Extremadura y sus consecuencias --como puede ser la repetición electoral--, también es cierto que desde la dirección nacional del partido ya han lamentado que el revuelo que se ha generado no les beneficia de cara a las elecciones generales del 23 de julio. "Los electores no entienden las decisiones cuando hay tanto ruido", expresó este viernes Feijóo

Lo dijo en Madrid en la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad, pero inevitablemente Guardiola le robó protagonismo. Paradojas de la vida, Extremadura se ha convertido en pieza clave en el mapa político nacional.

A esa cita acudieron todos los líderes territoriales. Precisamente Guardiola entró acompañada del valenciano Carlos Mazón, los dos extremos de cómo vérselas con Vox. En los corrillos se comentaba: "Ella no va a cambiar de posición. Sabe lo que le espera, pero seguirá".

Así, la candidata extremeña del PP ha recibido apoyos y críticas a partes iguales. Y ha incomodado a una parte del partido. Este viernes la más crítica con ella fue Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid: "La señora Guardiola ha dicho que admite todo menos Vox, no sé qué pretende hacer", expresó a la vez que enfatizó su "gran admiración" por Mazón. 

¿Y ahora?

El candidato extremeño de Vox volvió a repetir este viernes que espera la llamada de Guardiola con la oferta de alguna consejería para así evitar que se repitan elecciones. Y la líder popular ya ha dejado dicho que, pase lo que pase tras el 23J, ella va a seguir cumpliendo su palabra: no meterá a ningún miembros de Vox en su gobierno.

Feijóo asume el revuelo por las contradicciones con Vox: "Los electores no lo entienden si hay tanto ruido"

También tiene claro Guardiola que el problema no es la ultraderecha en Extremadura sino en Madrid, que es la dirección nacional del partido la que insiste en la exigencia de las consejerías, que Pelayo Gordillo sí hubiera aceptado su acuerdo programático.

Mientras tanto, la Asamblea de Extremadura sigue su camino. En los próximos días su presidenta hará la ronda de contactos a los posibles candidatos a la investidura. El líder del PSOE, Guillermo Fernández Vara, ya ha informado de que él dará un paso al frente. YUnidas le ha ofrecido un pacto de gobierno. El problema está en que entre los dos no suman los 33 escaños necesarios para la mayoría absoluta, de manera que será a todas luces una investidura fallida (la esperpéntica idea que PP o Vox se abstengan no se contempla).

"Ha dicho que admite todo menos Vox, no sé qué pretende hacer", expresó este viernes Esperanza Aguirre

Guardiola dice que ella irá a la investidura si cuenta con apoyos suficientes, que si no, "no hará teatro".

El reglamento permite que haya una segunda investidura, que puede atrasarse hasta después de las elecciones generales, con otras cartas sobre la mesa.

Pero si la líder extremeña del PP mantiene su palabra y Vox no cede, y si ni el PP ni el PSOE se abstienen para que gobierne el otro, la única salida será volver a votar. Se calcula para mediados de noviembre. De darse el caso, sería la primera vez en Extremadura.

Las urnas ya hablaron el 28M, pero la elección de la ciudadanía no se está llevando a la práctica. Cada partido lo interpreta a su manera. Extremadura está en un laberinto electoral.

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