Control de daños

El PP confía en que la polémica por el indulto no arruine el 18F: "Galicia tiene un ecosistema propio"

La circunstancia de que Vox no existe en Galicia y que es una comunidad menos expuesta a los debates mediáticos en Madrid transmite confianza al partido a la espera de que no haya nuevos sobresaltos

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un mitin en Galicia.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un mitin en Galicia. / Carlos Castro

Paloma Esteban

El PP encarrila los últimos días de la campaña en Galicia con la expectativa de que no haya nuevos sobresaltos y, con la idea, de tener controlada la fuerte polémica desatada a raíz del análisis que hicieron sobre la amnistía exigida por Junts y el debate de los indultos condicionados a Carles Puigdemont. Los últimos días han sido muy convulsos dentro del partido, donde impera todavía la “incomprensión” sobre lo sucedido. La carta del ‘expresident’ de la Generalitat, huido de España hace seis años e instalado en Bélgica, con una amenaza hacia el PP sobre que se sabría todo lo que los dos partidos hablaron, desató novedades sobre el discurso de los conservadores.

Esas explicaciones de la dirección nacional impactaron de lleno en la campaña electoral gallega, que ya estaba suficientemente nacionalizada para lo que suele ser habitual. En el resto de territorios, de norte a sur, dirigentes de todos los niveles reconocen “no entender absolutamente nada”. Y a pesar de todo el caos generado, varios presidentes autonómicos y en la propia cúpula conservadora confían en que el impacto electoral puede estar “controlado”. “Menos mal que esto ha pasado con unas elecciones en Galicia”, coinciden varios cargos con responsabilidades institucionales.

“Galicia tiene un ecosistema político y mediático propio”, explican en una reflexión profunda sobre cómo puede influir la polémica en las elecciones. Y hay otra conclusión en la que coinciden muchos dirigentes populares: “Esto en mi comunidad nos destroza. Entre otras cosas porque Vox habría doblado sus posibilidades. La izquierda puede no reactivarse, pero los nuestros se desmovilizan. Y Vox crece como la espuma”, dicen en territorios con gobiernos de coalición y otras autonomías donde la ultraderecha sí es fuerte.

Se da la circunstancia de que Vox no existe en Galicia. Es el único parlamento autonómico donde nunca han logrado representación y ahora aspiran a entrar con un diputado que ninguna encuesta valora. El corte del 5% del voto le pone muy difícil esa tarea a Santiago Abascal. Y el hecho de que la comunidad esté menos expuesta a la agenda política nacional e incluso a los debates más mediáticos, permite aislar, dicen en el PP, la campaña electoral.

El miedo sigue siendo la desmovilización. Aunque el BNG muestra fortaleza y crecimiento indiscutible, hasta el momento el PSOE de Galicia está completamente fuera de juego. Y la imposibilidad de remontar hace muy complicado el vuelco. Los socialistas se han agarrado a la “metedura de pata” de Feijóo, en palabras de dirigentes populares, para intentar darle la vuelta. Pero dirigentes gallegos, y también en Génova, afirman que ese fenómeno es casi imposible en los cinco días restantes.

La última semana de la campaña es la que realmente cuenta. Se vio ayer claramente, en el último mitin de Feijóo en Marín (Pontevedra), donde el líder popular dio un giro a su discurso, endureciéndolo y pidiendo abiertamente a los suyos evitar “el ruido” y remar. “Han llegado a decir que estoy de acuerdo con las amnistías y los indultos porque diciendo todo esto quizá consiguen que alguien dude de nuestra honestidad y honorabilidad, y de lo que hemos hecho todo este tiempo que es defender al Estado de derecho”, aseveró. Era lo que en sus filas necesitaban escuchar en tanto titubeo.

Por eso, tras lo ocurrido, la dirección ha tomado los mandos, evitando reunir al comité de dirección el lunes ni hacer ruedas de prensa que puedan volverse un monográfico sobre los indultos de Puigdemont. “A pasar a la acción, a centrarnos en Galicia y en lo importante”, dicen ahora, poniendo el foco también en que Feijóo haya visitado Barbate después de que dos guardias civiles fueran embestidos por una narcolancha y fallecieran al momento. 

Una realidad, la del campo de Gibraltar, que ha hecho estallar a su ciudadanía. El líder del PP quiso acudir el lunes a un minuto de silencio y después lanzó sus propuestas para acabar de una vez con las carencias tan profundas que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen para combatir el narcotráfico. Entre esas propuestas está la de que sea la Audiencia Nacional, que tiene "medios y recursos", afirmó, la que se ocupe de las investigaciones complejas como ya lo hace con el crimen organizado o el terrorismo. Este martes Feijóo hará una jornada entera en Galicia con varios mítines y no tiene agenda en Madrid.

Las elecciones del 18F ya eran cruciales para el PP. Y ahora, si cabe, se han convertido en algo más. El partido reconoce, especialmente tras los últimos días, que es indispensable revalidar la mayoría absoluta y que Alfonso Rueda siga en la Xunta. Lo cierto es que a pesar del nerviosismo desatado, el respaldo público de los dirigentes de mayor peso hacia Feijóo ha sido total. Isabel Díaz Ayuso no escatimó en darle apoyo, y también lo hace el presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno.

Lo que tampoco niegan en el partido es que la respiración seguirá contenida hasta el domingo. Es el día en el que ya se iba a poner a prueba la labor de oposición de Feijóo y la estrategia desplegada. Con la última polémica, lo que ahora parece pasar un examen es ya su liderazgo. Algunos dirigentes temen, más allá de que no se pierda la Xunta, una crisis de credibilidad para el líder gallego, que hasta ahora era, al menos internamente, su gran baza política.