Billete de vuelta

Un poco de control

Un poco de control

Un poco de control

Francisco García

Yo de mayor quiero ser controlador, pero no en las acepciones de inspector, censor o vigilante. Controlador aéreo, profesión de muy altos vuelos. Un tipo al que el tiempo se le pasa volando, pues de cada jornada de seis horas trabaja cuatro y descansa dos. Y que puede llegar a cobrar 800.000 euros al año (aunque los del aeropuerto de Asturias se arreglan con 4.000 al mes). Controlador, para controlar y que nadie me controle. Sólo hace falta tener preparación, buena salud (sin anomalías en el sistema nervioso, ni haber padecido enfermedades del corazón) vista de águila y oído fino. Y también en ocasiones mucho morro, como enfermar siete de ellos a la vez y -sorprendentemente- no ser capaces de encontrar sustitutos en pleno temporal de nieve, paralizando Barajas y dejando a cientos de ciudadanos en tierra, como ocurrió en enero del pasado año, y quedaron tan frescos. Y no se me ponga bravo, señor ministro, ni pretenda rascarme la faltriquera que le monto un descontrol en un decir amén.

Tracking Pixel Contents