R. VALLE

Poniente mira a Suecia. O por lo menos allí han puesto sus ojos los responsables del Ayuntamiento de Gijón a la hora de diseñar la conversión del suelo industrial de los astilleros muertos o agonizantes en el oeste gijonés en un nuevo espacio marcado por la convivencia de empresas tecnológicas con equipamientos lúdicos y espacios públicos abiertos al mar. Un diseño integrador que busca respetar la singularidad de esa franja costera al tiempo que generar áreas de expansión de un Parque Científico y Tecnológico que se reivindica como nuevo gran motor de la economía local. ¿Se puede tener todo? ¿Pueden convivir empresas dedicadas a la innovación con restaurantes y bañistas disfrutando del Cantábrico? El concejal de Promoción Económica, José María Pérez, tiene claro que las respuestas a estas preguntas son un sí rotundo. Y vuelve a mirar a Suecia para confirmarlo. Más en concreto a Göteborg y Malmö. Dos ciudades convertidas en ejemplo para Poniente.

Göteborg, la segunda ciudad en importancia de Suecia después de Estocolmo y la que tiene el puerto más grande de los países nórdicos, hace tiempo que inició la reconversión de antiguas zonas portuarias y de astilleros. Ahora a ambas orillas del río Göta Älv hay zonas residenciales, complejos de oficinas y zonas de paseos y en la isla de Hisigen las empresas dedicadas a la informática comparten suelo con viviendas y espacios universitarios. Los edificios a pie de río que albergan empresas de base tecnológica tienen delante pantalanes de acceso público y frente a ellos diques flotantes donde aún se trabaja en la reparación de buques. Todo en perfecta armonía. Así es como se reutilizó en el «pequeño Londres» -nombre que recibe esta ciudad sueca de medio millón de habitantes- el suelo que dejaron inerte los astilleros al cesar en su actividad productiva.

Malmö, que con sus 282.000 habitantes es la tercera ciudad de Suecia y el corazón de la región de Escania, ha apostado por la sostenibilidad y la vida universitaria para reinventarse tras la crisis económica de los años ochenta, donde el cierre de los astilleros y de las fábricas automovilísticas dejaron a miles de trabajadores en la calle. El denominado Puerto Oeste es su nueva marca de identidad. El espacio industrial donde estaban los astilleros Kockums está ahora ocupado por la Universidad y grandes compañías del sector de la informática que se reparten inmuebles de diseño vanguardista. Además de bares, restaurantes, cafés y discotecas que aprovechan el tirón lúdico de la franja costera en los meses de verano. Al margen está un área residencial con el «Turnig Torso» diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava. La conexión física y económica de Malmö con Copenhague ha servido para convertir el entorno de Oresud en una nueva región geoeconómica que vincula la actividad de dos países.

Más allá de la peculiar estética constructiva que guste en uno u otro país o de las diferencias culturales que separen a suecos de españoles a la hora de hacer negocios, lo cierto es que el Ayuntamiento de Gijón quiere importar el concepto desarrollado en ambas ciudades costeras suecas a su plan de convertir el terreno de Naval Gijón en un nuevo enclave tecnológico. El espacio que antes ocupara una industria tradicional en la primera línea de costa servirá ahora para habilitar un nuevo espacio público abierto al mar donde se dé prioridad en los edificios de titularidad privada a la implantación de empresas tecnológicas, pero sin impedir que se oferten servicios hosteleros o lúdicos.