Hoy es el «Día internacional del diseño». No hace tanto tiempo, era muy común que el término «diseño» fuese asociado por la población a objetos de culto, caros y muy ligados a potenciar una componente meramente estética. Asimismo, el diseño era incorporado a los procesos de las empresas únicamente como una manera de hacer los objetos más bonitos, sin conocer ni incorporar el resto de herramientas que el diseño ponía a su disposición.

Actualmente, en la mayor parte de las comunidades autónomas españolas, la sociedad aún está confusa sobre qué es el diseño y para qué sirve, aunque se empieza a vislumbrar en el horizonte la percepción de un concepto diferente viéndolo más como un proceso que como un fin aislado. Vivimos los tiempos de la crisis, del «levantamiento» de China, de la globalización y de un problema grave de inclusión en el mercado laboral. Ninguno de estos factores es ajeno al diseño. Desde Europa se apremia a seguir el camino de la innovación y del diseño como medio de diferenciación y de competencia frente a los nuevos mercados emergentes. En nuestro país existen regiones que cuentan desde hace tiempo con el diseño como filosofía de buena praxis tales como Cataluña, el País Vasco o Valencia. En el resto surgen diversas iniciativas, propuestas por las diferentes instituciones y agentes relacionados con la promoción y enseñanza del diseño, si bien es cierto que aún se encuentran lejos de comprender cómo utilizar todo el potencial que proporciona para beneficiarse de él tanto en la industria como en la sociedad.

Asturias es una de esas regiones en estado embrionario. La mayor parte de las acciones llevadas a cabo en nuestra región ha estado dirigida al tejido industrial, formando a las empresas, enseñándoles las herramientas, ayudándolas a emplearlas y mostrándoles la diferencia en los resultados al aplicarlas. Pero, ¿son suficientes las empresas en el proceso de innovación o la sociedad tiene algo que decir? Si nos paramos a pensar un momento, ¿no somos todos los que consumimos los productos y servicios que las empresas elaboran? ¿A cuántos, por ejemplo, se nos ha derramado manzanilla al verterla en la taza? Cuando la sociedad esté lo suficientemente madura para comprender que este sistema no está bien diseñado, que el usuario ha de ser el objetivo de cualquier diseño y exija que se resuelva de una manera óptima; cuando las empresas estén preparadas para escuchar y entender las necesidades de la sociedad, entonces cerraremos un círculo virtuoso democratizando la innovación y creando un nuevo contexto en el que las empresas sabrán diseñar sus productos y servicios atendiendo a las necesidades de la sociedad, siendo ella misma la que genere y comunique esas necesidades. Se constituirá así el motor del cambio, del crecimiento, creando una región mejor y más productiva.

En Asturias, como decía, este proceso es incipiente. Las acciones puestas en marcha por diversas instituciones y centros tecnológicos hacia las empresas están teniendo una respuesta favorable. La reciente creación en el campus de Gijón del Centro Universitario Designas (Centro para el Desarrollo del Diseño Industrial en Asturias), pretende ser el catalizador para que la sociedad entienda y demande diseño, haciendo así partícipes a todos los estratos del sistema en un proceso del que se obtendrá un beneficio para todo el mundo. Hoy es el «Día internacional del diseño». Disfrutémoslo, pues también es nuestro.