El artista gijonés Vicente Canónico, escultor de larga trayectoria al que se deben las vidrieras de polímeros de la Real Basílica de Covadonga o el "Homenaje a la Navegación", era ayer un hombre feliz. Estará con su obra en la India Art Fair, en Nueva Delhi, considerada como una de las ferias internacionales de arte más importantes de Asia. "Es una responsabilidad enorme", dijo ayer, tras subrayar que acude a esa cita, que se inaugurará mañana, con seis obras nuevas: tres mármoles, dos bronces y una pieza de polímero.

La India Art Fair, considerada una cita imprescindible entre los coleccionistas de arte del mundo asiático, ha invitado para la edición de este año a setenta galerías interlacionales. Una de ellas es la madrileña Gaudí, que ha apostado por Canónico. "Al principio creí que era una broma", dijo ayer el artista, quien sigue trabajando catorce horas diarias pese a que ha cumplido los 77 años. "Dios me ha dado un salud de hierro", añadió, antes de contar que hace una hora diaria de gimnasia y que vive a caballo entre su ciudad natal y Santander. Sus últimas exposiciones han sido, precisamente, en la capital cántabra y en Potes, donde ha mostrado la obra nueva que ha ido saliendo de su taller de Castiello de Bernueces en los dos últimos años. Ahí tiene algo así como un museo personal que resume su intinerario artístico, más complejo de lo que algunos apresurados críticos han dicho.

"Es cierto que mi lenguaje natural es el clasicismo, y, cuando modestamente lo he dominado, pues he hecho lo que necesitaba hacer", explicó el escultor, para quien el arte es "un don y algo vocacional". "El artista no tiene poder de elección", insistió.

¿Qué supone para un veterano escultor como Canónico que una galería apueste por su obra para una de las grandes ferias internacionales? "Me sirve de gran apoyo porque uno empieza a creer en sí mismo cuando el mundo da cobijo a tu obra; cuántos artistas habrá por ahí que merecen también esa atención". Y más: "Me da confianza en mí mismo porque siempre dudo". El artista es de los que piensa que la Administración protege mal el arte, y recuerda la subida del IVA. "¿Cómo se puede imponer un 21 por ciento a un soneto de Quevedo, por ejemplo?", bromeó.

Canónico ha pasado por alguna tragedia familiar que le ha dejado arañazos íntimos, malos días de rumia. La gran exposición que el Ayuntamiento le montó en el Jardín Botánico Atlántico, además de la edición de un catálogo que propone un acercamiento a la obra del escultor, mostraron a través de las 25 piezas seleccionadas la versatilidad de un artista que ha ido de la tradición a piezas de ambición imaginativa, bien de estilo figurativo o ya con los planteamientos de la abstracción. La Corporación gijonesa le concedió su medalla de plata en 2008. Es autor de obra pública como "Palomas de la fuente plaza Ruiz de la Peña", en Oviedo, o "Comunicación", en la autovía Gijón-Villaviciosa.

"Estoy trabajando mentalmente todo el día; cuando concluyo una obra, siento que he cumplido con mi deber", subrayó. Ayer, charlando con este periodista, se acordó de su amigo el escritor Antonio Gala y de las palabras de afecto de éste por el escultor y por Gijón. Prefiere utilizar con discreción la palabra "artista", que, a su juicio, se emplea en ocaciones con cierta petulancia. Para Canónico, el arte "es un don, algo vocacional": "Lo que quiero es vivir y que no me falten las manos, porque me moriría de angustia".

Escultor de formación académica (estudio en la Academia de Bellas Artes de San Fernando), sigue dedicado a sus piezas -algunas de más de cien kilogramos de peso- e ilusionado con la nueva obra que sale de su taller gijonés: "No tiene nada que ver con la que se vio en el Botánico".